El verano de 2018, Darius y Clara, dos cocineros profesionales acabados de llegar de París, decidieron abrir este local en el bario de Sant Antoni. Con una amplia experiencia en restaurantes, que les hace sumar entre los dos 14 estrellas Michellin en sus currículums, dicen que este proyecto nace de una historia de amor y pasión por la cocina. Amor y pasión que se traduce en unos platos basados en la calidad del producto, creativos y a la vez deliciosos.
El restaurante es pequeño pero muy acogedor y con tres espacios diferenciados dispuestos en tres niveles: la barra, nada más entrar, a pie de calle, un agradable comedor al fondo, bajando unos escalones, y arriba, subiendo unas escaleritas, un ‘mezzanine’ con una mesa ideal para tomar unas copas en grupo.
Proponen un menú de mediodía que cambia semanalmente, muy cuidado, original y generoso (de martes a sábado), con tres primeros, tres platos principales y tres postres a escoger y un precio que oscila entre los 14 y los 17 euros, en función de la fórmula escogida. Y de noche, una carta que varía con frecuencia, en función de la temporada y de los productos de mercado, con una muy buena relación calidad precio. Para picar, ofrecen especialidades como los dados de polenta de cúrcuma. En el menú, podréis encontrar sorpresas como el huevo ‘mollet’ con crema de espárragos y cebolla frita o una dorada con verduritas salteadas y salsa de naranja con ‘satay’, una mezcla de especies asiáticas con aceite. Y en la carta, hay delicias como como los tallarines de calamar o un conejo con langostinos. Hay que destacar las salsas variadas y caseras con que condimentan cada plato, muy trabajadas y originales. Y para redondearlo, proponen unos postres absolutamente originales y elaborados con un gran ‘savoir faire’, como la piña en dos texturas y pimienta de sechuan o la mousse de chocolate (de una esponjosidad única) con caramelo salado. ¡Para chuparse los dedos!