Casa Luz, el restaurante que Tomàs Abellan abrió en 2021, ha alcanzado un grado de madurez envidiable. Lo que empezó como un spin-off de su hermano mayor, el Bar Alegria, se ha convertido en una firme realidad de cocina de autor con espíritu mediterráneo y barcelonés, basada en una propuesta sutil y sin efectismos, pero cargada de personalidad.
Y demuestra esta madurez con un menú degustación de temporada que, sin pretender impresionar reinventando la rueda ni caer en los tópicos de las patatas bravas y las croquetas, es todo un viaje gastronómico. Arranca con entrantes inspirados en el vermut –como unos mejillones en escabeche de zanahoria o una tostada con anchoa del Cantábrico y mantequilla ahumada– y sube el nivel con platos llenos de fuerza, como una raya con patatas y suquet de pescado de roca, o su ya icónico tartar de tomate con hojas de capuchina y kizami. Por supuesto, los platos pueden cambiar según la temporada: hay dos opciones de menú, uno corto de nueve pasos y otro largo de once. Y ambas opciones a un precio sensiblemente inferior al de un restaurante Michelin (pero con un nivel de satisfacción análogo, o quizá superior). La guinda la pone la ubicación: un comedor en un ático con ventanales y lleno de luz que certifica que la plaza Universitat vista desde arriba es incluso bonita, y que el edificio de la antigua Universidad es, directamente, una maravilla.