Casa Güell está en el corazón del Poblenou antiguo y obrero. Este es un restaurante de cocina catalana del cocinero Jordi Lloberol y su socio, el restaurador Marc Serracanta, y está situado en los bajos del histórico edificio Gurugú, escenario de revueltas y manifestaciones contra la leva de la guerra de Marruecos (durante décadas, fue sede del no menos histórico bar La Parada, donde estaba la parada de taxis de Poblenou).
Y en verano de 2024 lo reabrió Lloberol, un loco de la cocina catalana, con más de 30 años de carrera entre Ibiza –en restaurantes de payés, nada de clubes– y el País Vasco y que lleva al extremo su pasión por el fuego lento, el producto y el sofrito. Hace él incluso los fondos más complejos –como la demi-glace o la salsa española– y cada mañana prepara los canelones del día, con foie. Su especialidad son los platos de cuchara y mojar pan, como un capipota principesco con piñones o unos garbanzos con pavía de bacalao (lágrimas rebozadas) donde cantan los ángeles, con los garbanzos al dente. Con una cocina abierta, verás a Lloberol con todas las cazuelas en marcha. No es barato de derribo, pero tampoco es caro, si tenemos en cuenta la elaboración, el producto y cariño que pone.