¿Comer una paella en Sagrada Familia? Esta frase que acojonaría a más de uno, es del todo fiable si hablamos de Casa Àngela. Un local con historia: primero fue La Palmera, un establecimiento familiar muy arraigado en el barrio, abierto en 1947.
En 2017 Manuel Forés y Joaquin Viñas se hicieron cargo del local, y lo rebautizaron en honor a la señora Àngela, que tantas tortillas de patatas había hecho. Ahora, con el nombre de Casa Àngela, aquí mandan los arroces: tienen ocho en carta, todos potentes y sabrosos y con 'socarrats' bien hechos: algunos ejemplos son el marinero (con calamares, almejas, gambas y alcachofas naturales), el de pulpo o el muy robusto arroz de montaña, con costilla de cerdo ibérico, morcilla y setas de temporada.
La otra pata del invento es un repertorio de tapas clásicas que satisfarán tanto al turista –sin ninguna pretensión de innovar– como al local por la calidad: gambas al ajillo, patatas bravas, croquetas o buñuelos de bacalao. "Queremos estar en el circuito de arroces y tapas que hay que probar en Barcelona. Cocinamos desde cero, con buen producto y hemos optado por los precios muy contenidos", explican. Y un bar de tapas y arroces en Sagrada Familia puede ser romántico: dividido en dos direcciones, 13 y 15, tiene unas vistas fenomenales a la Sagrada Familia y un ambiente íntimo y acogedor. Y qué narices, eso de que el arroz no es nunca para cenar sólo se aplica en casos de arroces malos para guiris. ¡Que no es el caso!