Obviedad: cuando hay lluvia, hay caracoles. Y aunque la meca es el Aplec del Cargol de Lleida, en Barcelona hay restaurantes que ya programan el delicioso gasterópodo. Delicioso o repulsivo: depende de quien se lo coma (o de quien no se lo quiera comer). Quien firma pertenece a la primera categoría, la de quienes lo asimilan a una babosa con caparazón (hecho que lo hace doblemente repugnante. ¡Pensad que no coméis carne ni pescado!). Eso sí, como soy un profesional y sé que os morís por estos animalitos, os he preparado esta lista con los mejores caracoles de Barcelona.
Los caracoles son de esos animales que no dejan indiferente casi a nadie: o son motivo de veneración o crean una repulsión visceral. Si sois del primer grupo, seguro que buscáis sitios para probar las dos maneras tradicionales de comer este animalito: 'a la llauna' o guisado. La Tomaquera, un clásico de la carne a la brasa, satisface vuestro ansia caracolera y la necesidad de ataros un pañuelo al cuello, comer con las manos y dejar que la salsa os caiga hasta el codo. Aquí las raciones son muy generosas: si pedís un entrecot de segundo, os tendrán que recoger con grúa.
El Racó del Cargol puede presumir de ofrecer uno de los mejores caracoles de Barcelona y de sus alrededores. Su propietaria y cocinera, Pilar Guilera, los prepara según la vieja receta de esta familia de hosteleros, que dirigen este establecimiento, el Racó de Sant Joan, en Sant Joan Despí, y la Masía del Rocxi, en Sants. "Es una vieja receta de familia, con un bouquet especial de hierbas frescas y una picada que contiene algunos secretos", explica Pilar. Sus caracoles obligan a una visita, pero también sus calçots en temporada, las patatas con huevos cabreados y virutas de jamón o los canelones de bacalao con crema de escalivada.
Discover Time Out original video