El bar Cantero está bajo un puente, en un callejón sin salida, junto al desnivel de la vía de tren que históricamente separó Poblenou de Barcelona. La localización aporta una bendita terraza sin turistas ni tráfico, y que solo conocen los vecinos. "Este es un lugar de barrio con raíces venezolanas", explica Manuel (que precisa que la cabeza de todo es su mujer, Karina Ramos).
Cada mediodía hay un menú a 9,75 euros, y en la carta delicias contundentes y caseras como la arepa Reina Pepiada, donde el pollo estofado se funde que da gusto con una crema de aguacate, y la cachapa de pabellón. Todo hecho desde cero: de la masa de maíz pasando por la carne deshilachada del pabellón criollo, 10 kilos de falda de ternera sofrito a fuego lento cada día. Por si fuera poco, tienen tres tiradores de cerveza artesanal y son un punto destacado de vermut: "No chocamos contra la identidad de Barcelona, la complementamos", resumen.