Cachitos

Hay lugares que por su sencillez hacen desconfiar el comensal, y lo mismo pasa con el extremo opuesto, una decoración imponente puede intimidar. Cachitos liga estas dos calidades (en realidad positivas) y puede ser que algunos pasen de largo al topárselo, sin sospechar que detrás de esta impactante decoración y carta aparentemente simple hay todo un gran concepto de cocina. La oferta es bien variada, implantada encima de la distribución del amplio local fruto de la habilidad y el gusto audaz de Estrella Sallieti, autora de los mejores ambientes de la 'city' y todo esto es gracias al grupo encargado, Costa Este. Y, por suerte, cuentan con otro local en Diagonal que abrió hace poco más de una década (señal de que las cosas van más que bien), también diseñado por la Sillieti en colaboración con Pepe López del Hoyo, con resultados que poco tienen a envidiar a la excelencia del de la Rambla. Situado en el epicentro nocturno de la zona alta de la ciudad, tiene un gran punto a favor: de vez en cuando hacen sonar música en directo.

A día de hoy, el chef del de la Rambla es Lluis Rosich, todo un experto en las delicias de la gastronomía mediterránea; y el de Diagonal, José Vega, con un concepto algo más contemporáneo, centrado en la cocina fusión. De todas formas, nos centraremos en la célula madre, el de la Rambla, y es que el hijo Diagonal es un múltiplo que conserva gran parte de sus raíces. El local de la Rambla –avanzado en el tiempo y que en Nueva York o Berlín estaría rabiosamente de moda– se puede disfrutar, de entrada, de la buena acogida y por tanto del excelente servicio, de diferentes ambientes para situaciones diversas (pareja, amigos, copas, tapas, comer o cenar) y de una buena música muy seleccionada para un momento de relajación y placer. ¡Hay 55 tipos de sangrias con once variaciones de frutas! Un ejemplo de que su zona de bebidas es bien extensa y elaborada. Dirijámonos hacia la cocina, parcialmente a la vista. Los resultados son grandes platos sin complicaciones, su éxito no es nada más que el resultado de dos pasos obvios, pero a menudo olvidados: una elección sin prejuicios del buen producto (temporada y región) y una elaboración con el rigor que manda, más que el buen gusto, el sentido común. Algunos ejemplos supremos: parmentier con huevo freído de Calaf y trufa negra; bao de cola de toro, cilantro y cebolla frita; o, para los carnívoros, solomillo de becerra con demi-hielo y foie Poêlé. Y literalmente, 'la mar de buenos' (nombre de la sección): linguini con bogavante y ragout de gamba roja o lubina salvaje a la bilbaina. Nos dejamos lo mejor, los arroces (y es que es la especialidad de la casa), como una original paella de chipirones y ajos tiernos. Un final muy feliz.