Así como hay gastronomías extraordinariamente populares a escala internacional -la italiana, la norteamericana, la china- porque demasiado a menudo ofrecen rancho hartapobres a diestro y siniestro, la escuela francesa mantiene una gran solidez en todos los ámbitos culinarios: por antigüedad, literatura y solvencia, dominan igualmente la 'nouvelle cuisine' y los bistrots de barrio como el que nos ocupa.
En un amplio y diáfano local del Poblenou -¡qué gusto el aire de los techos altos!-, en mayo pasado abrió Belleville, proyecto de una pareja de franceses, Aline y Gérald, que tienen muy claro que su propuesta debe ser asequible, ecológica, de temporada y de proximidad. El menú son 12,90 euros y el precio medio de la carta no llega a 30.
Ofrecen cortes típicamente franceses como el 'onglet' (en su caso, de ternera eco de los Pirineos, acompañada de rebozuelos), un paté de campaña con ciruelas delicioso, 'rillette' de sardinas y postres caseros exquisitos (excelente la tarta de queso).
El pescado lo compran en La Platjeta de la Barceloneta, que hace muchas generaciones que se dedican a la pesca tradicional -lubina con verduras salteadas, salmonetes rebozados con sésamo, escalivada y arroz de calabacín o ensalada de lentejas con chorizo y caballa, por ejemplo- . El cerdo es ecológico, de Solsona, de labrador, cerdo gascón (su tocino confitado con kimchi no suena mal, ¿verdad?).
Y como es temporada, hacen tempura de calçots: la cuestión es jugar con la frescura y la inventiva e ir cazando al cliente con nuevas pensadas, para que así quiera volver a ver qué nueva han ingeniado. Tienen una buena carta de vinos, muchos naturales, que es de agradecer.