Una excursión hasta la playa de Montgat tiene recompensa: los Baños Virgen del Carmen. En temporada alta, reserva: tanto la oferta como el lugar son maravillosos. Silvia Capo dirige un establecimiento abierto en 1928 por su familia, paradigma de los deliciosos baños de la Segunda República, de los que tan pocosquedan. “No trabajo para los turistas, sino para el local. Pero todo el mundo es bienvenido, por supuesto”, dice.
La comida es sencilla, variada y cuidada: pescadito fresco frito a la andaluza, sin huevo (a 10,70 euros el platazo, buenísimo), unas sardinas a la plancha de dimensiones míticas, tapas marineras, ensaladas y bocadillos. Y calamares, croquetas de jamón ibérico, cazón adobado... Un rato de cielo con vino, a orillas del mar, no te llega ni a los dieciséis euros. Y recalco, el sitio vale una visita: un merendero con casetas de los de antes de Franco, conservado como hace casi cien años, en primera línea de la fantástica playa de Montgat, desde donde disfrutas de un arco de paisaje litoral despampanante.