Agust Gastrobar es un lugar acogedor que sólo funciona de noche, excepto los viernes, sábados y domingos, y que es difícil de etiquetar por más que sus dueños -Hicham Houmidide y Jean-Christophe Burgy, que se conocieron en el Hotel Meurice de París- lo hayan presentado como gastrobar. La propuesta es inteligente y permite disfrutar desde varios ángulos de una cocina que tiene mucho 'de siempre' pero con toques de modernidad y fusión muy interesantes.
Después de sorprendernos con las ostras -la mexicana en cebiche con lima, cilantro y salicornia, y la Tonkyota, con salsa ponzu y huevos de salmón-, probamos el bombón de gazpacho de tomate y sandía, que estalla en la boca con gustos intensos. Otro entrando muy fino y bien presentado es el canelón de aguacate, relleno de gambas con semillas de girasol y vinagreta de azafrán. También destacan un carpaccio de buey con 21 días de maduración, crema de parmesano y berberechos y el cebiche al estilo peruano.
Los peces son de lonja y respetan la temporada de pesca. El tataki de atún con tomates confitados, aceitunas de Kalamata y salsa de soja fermentada es una prueba, y si hablamos de carnes, soberbio es el lomo de buey al humo de sarmiento de vid. El capítulo postre tiene un protagonista: el cactus, un sorbete de higos chumbos, mousse de lima y crumble de chocolate y sésamo, presentado de manera espectacular.