1. Porque tienen carne de la buena (¡y a la vista!)
Esperamos que os hayáis afilado bien los dientes porque los necesitaréis a tono para hincar el diente en todo el abanico de carnes a probar. ¡Y podréis escogerlas en función de su pinta! Este restaurante es, sin duda, singular por sus cámaras propias de maduración y su obrador, todo esto abierto y a la vista del cliente a modo de vitrina. ¿Qué os apetece? Como si se tratara de una carnicería, solo hace falta que le echéis un vistazo al producto y decidir cuál os llama más la atención. Y es que en el piso de arriba, bautizado como LomoAlto, se comparte el proceso de selección, el corte de la pieza y la maduración más indicados para cada comensal, desde las más suaves de 30 días hasta maduraciones extremas con marca propia de la casa.
¿Ternera, vaca vieja o buey? Algunas de las razas más peculiares son la Rubia gallega, Asturiana de las Valles, Avileña, Bruna de los Pirineos o Wagyu. Una de las misiones del restaurante es hacer de divulgadores de la cultura de la carne, así que cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en levantar la mano, que os explicarán con todo detalle los secretos de las carnes.