Salterio

Es muy fácil hartarse del mundo, basta con salir a las calles del Gótico y sufrir los rigores de un parque temático que parece diseñado por Victor von Doom. Codazos para apartar guiris embelesados​​, flexiones de tobillo olímpicas para esquivar excrementos y orines caninos, máscaras antigás para no inhalar las humaredas lisérgicas de marihuana...

Y cuando estás a punto de enloquecer como el protagonista de 'Shutter Island', música de violines, voces celestiales, ¡la salvación! se llama Salterio y es el mejor insecticida contra el estrés y los malos rollos de todo el barrio. Exótico, misterioso, el local es una cueva que parece sacada de una fábula arabesca, de un universo de turbantes, dagas mágicas y alfombras voladoras. Y no hablo de un escenario prefabricado, sino al contrario, este templo supura autenticidad porque tiene raíces árabes de verdad, nada parece postizo. Basta con hacer submarinismo en el océano de proteínas que ofrece la carta –los mejores tés de Barcelona con permiso del Caj Chai– para comprobar que en el Salterio van de verdad.

El abanico de infusiones también es orgiástico. Y los batidos de frutas, aunque caros, están en mi top 5 de la ciudad. Además, si queréis diversión, tienen cervezas, sangría y vinos. ¡Incluso café turco! Y si queréis matar el gusanillo, las pastas orientales son de 'mascletà' y de consumición obligatoria para disfrutar la experiencia arabesca más mágica y relajante de un Gótico necesitado de más rincones para cargar la batería del espíritu. Shhh. Calma. Respirad... Mejor, ¿verdad?