Salgo de la librería Taifa y me dirijo al restaurante que me ha dicho Laia Bonet que está bastante bien. Ella conoce Gracia, y su opinión es una garantía. Y como he salido de Taifa con un libro titulado 'Los caminos que no llevan a Roma', reflexiones y máximas de un libertario como George Brassens, voy haciendo vía recitando una de sus frases: "Tengo cinco casas, dos coches, cuatro camas, cinco inodoros... y un solo culo".
Y con un solo culo y con tres pasos llego al Pepa Tomate: mesa para uno. La vida es así de triste y podría declarar amor eterno a las chicas del fondo, pero me repito una maxima de Brassens, "Mi vida privada no interesa a nadie, ni siquiera a mí", y sigo fiel a mi soledad. Sentado, veo la carta escrita convertida en manteles y leo que Pepa Farré era una barcelonesa de los años 20 que trabajó en restaurantes como La Maison Dorée o Can Culleretes, y que en su huerto de Gracia cultivaba verduras que luego convertía en sofritos o conservas.
Con la foto de la Pepa tomatera delante, me decanto por un primero, un segundo y un postre, todo suavizado con una copa de vino tinto crianza del Priorat Viva la Pepa. El vino y el cava también son marca de la casa. La verdad es que me hubiera podido decantar de primero por un wok del huerto, o unas croquetas de trompeta y gambas, o unos tomates verdes fritos, de segundo, por unos macarrones de Verdi, o un romesco de ñoquis y langostinos, o un pulpo a la Pepeta, y de postre, por un tiramisu de la casa o unos recuerdos de infancia. Pero me decanto por unas crudités de calabacín, tomate seco, parmesano y trufa, una colita de rape con cuscus de trompeta y manzana, y un flan de mató. Debo decir que las crudités son fantásticas, muy frescas y crujientes, y que aunque a mí me guste el pescado un poco mas crudo, la colita de rape es buena, con la manzana caramelizada bien casada con el cuscus y sin expectativas de un divorcio expres. Y en cuanto al flan, no lo recomiendo a los barrigones, porque repetiréis.
Apuntad su nombre: Pepa Tomate. Y apuntad también que los sábados y los domingos al mediodía preparan un arroz de las comidas campestres de Gracia, y canelones de pato con peras y bechamel de setas. Comidas de fin de semana, que uno puede comer solo o acompañado de una pareja, de unos amigos, de un libro o de un periódico. Melancolía y guitarras prohibidas.
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