First Bar

Calle Rauric, territorio guiri. Peligro, soldados! Guardad vuestras mejores galas para otro día, otro escenario. Póneros la ropa que llevábais en la universidad y, si no habláis idiomas, descargad una app en el móvil con diccionarios en inglés, francés e italiano, porque no entenderéis en absoluto de lo que os dirán. En esta zona militarizada para spring breakers y Erasmus ociosos, se encuentra el First Bar, un espacio que ofrece cobijo y descanso a los que necesitan tomar aire en la vorágine de barceloneses cargados de bolsas y bebés, y guiris embobados que transforman el Gótico en un avispero iraquí en estas épocas del año.

El First da la bienvenida a todo el mundo con un calor y una combinación de factores que lo sitúan muy por encima de los bares de guiris del centro. La decoración tiene su qué. El local presenta las paredes literalmente rebozadas de post-its. Una invasión de estos papelitos adhesivos con mensajes de los visitantes, una masa celulosa de colorines que devora el cliente y da una calidez de lo más exótica al interior. Y si deseáis musiquita, el bar ofrece todos los jueves conciertos acústicos de la cantautora Adeline, que ameniza las ingestas etílicas con folk digestivo.

La coctelería es sorprendentemente buena y generosa, especialmente los brebajes más afrutados y coloristas. Probad también los gins infusionados si buscáis gintonics modernillos: les meten frutas, palos, hojas ... De todo y más. Y si queréis entrar en la inconsciencia con los primeros, mucho cuidado con la imaginación que ponen en la barra los chupitos. No os emocionéis: son unos artistas fabricante estas pequeñas bombas de relojería.