En Barcelona se comen creps desde el año 69 y este fue el primer local que las ofreció. Cuando madame Ricau se jubiló le traspasó el negocio Archi y José, que todavía lo llevan. No os asustéis al entrar: fotos descoloridas, cuadros de todo tipo y muchas capas de pintura. Encontraréis platos Duralex y creps sencillas por menos de 6 €. Triunfan las básicas de jamón, queso, huevo y champiñones, combinados de mil maneras. Pero también hacen otras más elaboradas, como las dulces flambeadas. Probad la de chocolate y coco.
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