Este acogedor y algo destartalado café con sabor de bohemia –abrió el año 1862– ha vuelto a abrir puertas. Y lo ha hecho reconvertido en un local del Grupo San Telmo. El local ha ganado una agradable y espaciosa sala interior y un lavado de cara. También se come bastante bien, con una oferta de tapas de nivel, como por ejemplo, garbanzos al curry o butifarra de perol o unas deliciosos rollitos de pasta filo vegetarianos (¡tienen sensibilidad para el público vegano!)
Lo más bonito de todo es que con su reconversión no ha perdido el saludable espíritu de mezcla que reinaba cuando era un bar de abuelos: encontraréis turistas, aborígenes de edad avanzada y modernos barceloneses. ¡Y tienen gintònics buenos muy bien de precio!