Casa Alfonso tiene más de 75 años. Que se dice pronto. Y tener tan fresca la memoria como la de Alfonso García, padre del actual director, Alfonsito, e hijo del fundador, en 1934, de este museo viviente de la buena tapa, el buen platillo, el mejor jamón y bocadillos inolvidables, por mencionar algunas de las ofertas de la casa, que ya lleva tres generaciones de íntima relación con clientes.
"Piense que soy el inventor del bocadillo de flauta", relata Alfonso padre. "La gente lo pedía crujiente, con poca miga. Hasta entonces los bocadillos despreciaban el pan. Nosotros nos hacíamos hacer el pan a medida y luego un buen jamón lo hacía imbatible. Algunos toreros y gente de Madrid se llevaban para el viaje de vuelta", explica sin nada de modestia, con el orgullo merecido de crear algo que hoy, de tan extendido que está, parece normalísimo.
Alfonso hijo dio un paso más en el negocio, modernizándolo en la medida justa. "Renovar la cocina sin insultar ni variar su espíritu", dice el último de los Alfonsos, innovador e impulsor, por ejemplo, del bocadillo de magret de pato, que enloquece a los franceses. Desde 1934, cuando el abuelo adquirió el local, ha pasado mucho corte de jamón para esta barra, siempre lustrosa, bien atendida y envuelta con fotografías de famosos, con pizarras con novedades (ibéricos, quesos, embutidos, solomillo de toro de lidia, plato del día de la cocina regional española o el exquisito arroz de la semana).
Cuando Casa Alfonso empezó a caminar, la plaza de Urquinaona era el corazón del mundo textil. Actualmente es un lugar de paso obligado para empresarios, funcionarios, actores y aficionados a los toros. En un momento de la Barcelona real, era la primera etapa de los noctámbulos antes de despedir la noche en Bocaccio. "Todavía se deja ver Oriol Regàs" (el creador de Bocaccio), nos relata el Sr. Alfonso. Si en el pasado las glorias pasaban a tomar su jerez con jamón, hoy Gabino Diego o Javier Bardem, cada vez que vienen a Barcelona, visitan a Alfonsito. "Lola Flores venía, se sentaba a esperar Manolo Caracol y hacía que leía el periódico, porque no sabía leer y lo cogía del revés", recuerda el Sr. Alfonso... También se sentaron sobre sus mimbres Paco Rabal, Mario Cabré, Manolete o la Bella Dorita.
Se puede comer bien desde un bocadillo, hasta ‘capipota’, tartar de escalivada con anchoas del Cantábrico, pasando por carnes y pescados salvajes a la brasa, pies de cerdo, atún fresco a la plancha o parrillada con chorizo criollo, morcilla y asado de tira entre otros. Después del postre, lo recomendable es el Alfonsito, un café irlandés reducido, especialidad de la última generación de la casa.
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