Zaquizamí era el nombre de los espacios donde se guardaban los objetos en desuso, y el de esta historia está en el fondo del pasillo! Tiene tres estantes mal puestos, una puerta cerrada con llave y un enchufe que no funciona. Cuando se cierra la luz se hace una fiesta y sus habitantes, los que no se ven pero están, empiezan a vivir, a jugar y a soñar cuando creen que nadie les ve.
Un espectáculo donde los juguetes cobran vida y hacen de sus defectos virtudes... no hagáis ruido, ¡que no sepan que lo sabéis!