Debra Delorean
Photographer: Linus GelberDebra Delorean
Photographer: Linus Gelber

¿Qué fue de...?

Nos hemos puesto en modo rastreador y nos preguntamos dónde están aquellos personajes, sitios y modas que no hace tanto tiempo eran famosos en Barcelona

Publicidad

De repente, algo se pone de moda y todos corremos detrás para hacerlo nuestro. Pero después se esfuma y nadie lo recuerda, como todo lo que aparece en esta lista. ¿Volverán?

1. Bernardo Cortés, alias ‘Palomino’

Orejas de topo. Gafas vintage en la punta de la nariz. Sonrisa infinita. Voz de elfo. Bernardo tuvo una época de gloria televisiva que ya hubieran querido cantantes melódicos consagrados. La imitación de Oriol Grau lo divinizó en el Olimpo del friquismo y poco a poco su presencia mediática fue disminuyendo. Ahora, lo podéis ver donde siempre ha estado, en la Barceloneta, amenizando las paellas a la gente con sus giros vocales y sus riffs de guitarra imposibles.

Foto cedida por © bertailacamera

2. Los urinarios de pago

Gracias al magnífico blog Barcelofilia.blogspot.com me vienen a la memoria estas cabinas alienígenas que durante la década de los 80 pusieron la nota de exotismo en las calles de la ciudad. Los urinarios de pago eran pequeñas maravillas de la tecnología con un look retrofuturista irresistible. Te daban ganas de entrar aunque no te estuvieras meando. En los años 90 empezaron a desaparecer hasta su extinción, aunque hoy todavía hay gente que asegura haber visto alguno. Estoy convencido que el Doctor Who cambiaría la Tardis por uno de estos.

Publicidad

3. Piscines i Esports

Ir a Piscines y “Deports”, como lo llamábamos en la época, era la gran fiesta. Como si te dijeran que te había tocado la lotería. Estaba en la zona pija de Barcelona, donde ahora están los cines Cinesa Diagonal, y no podías ir cada día. El lugar tenía un encanto especial, decadente, y seguro que todos los que fuisteis lo tenéis impreso en la memoria. Piscines i Esports desapareció a finales de los 80 y se convirtió en un espacio de uso público: los jardines de Piscines i Esports son su maravilloso epitafio.

4. Los jerseis Privata

Los años 80 fueron muy jodidos en Barcelona. Los pijos pidieron paso y se hicieron fuertes con un uniforme que lo petó: Adidas Stan Smith, tejanos decolorados Closed y el jersey más famoso que ha habido jamás en Barcelona: el Privata. Estos jerséis eran carísimos, pero si llevabas uno con el célebre triángulo de la marca bien visible, te convertías en Dios. La moda pasó, la marca catalana desapareció con la crisis del textil de los 90, pero este mismo verano ha sido milagrosamente resucitada. Que vuelva el look pijo de los 80, ¡por favor!

Publicidad

5. El niño de 'Pa negre'

Francesc, si estás leyendo esto, dinos algo. Sabemos que desde que ganaste el Goya por tu papel en 'Pa negre' te han visto en un capítulo de 'Caçadors de bolets', en las pelis 'Vivir es fácil con los ojos cerrados' y 'Barcelona, nit d’estiu', y en la serie de TV3 '39 +1'. Pero hace un tiempo que no tenemos noticias tuyas. Estamos preocupados, Francesc. Despertaste el instinto maternal de media Cataluña y ahora vas a tu bola. Si alguna vez te dejas caer por Barcelona, al menos pasa por la redacción de Time Out para decir que estás bien.

(Poco después de la publicación de este reportaje en la versión impresa de la revista, la representante de Francesc Colomer se puso en contacto con la redacción de Time Out para confirmarnos que Francesc está perfectamente, que se ha tomado unos meses para terminar el bachillerato y la selectividad. Ufff. Qué descanso... )

6. El Panam’s

Qué borracheras, Dios mío. El Panam’s se convirtió en los 90 en el infierno adolescente más divertido y decadente que servidor recuerda. La música era increíble, podían sonar Daft Punk, Suede y Sex Pistols seguidos, y estaba lleno de rincones donde hacer travesuras. Los tiempos cambiaron y otros clubes le robaron el primer puesto del podio a este agujero, pero si vais a la Rambla 27 todavía veréis el rótulo de Panam’s Club, rodeado de neones y pantallas led que anuncian el club de techno-dubstep-trap-minimal Boulevard. Nos hacemos mayores.

Publicidad

7. El Agüelo y la leche de pantera

Si tenéis entre 30 y 40 años seguramente os tuvieron que sacar con pala del Agüelo, la taberna más apreciada por la juventud barcelonesa en los años 90. Ir al Agüelo era unirse a un aquelarre universitario masivo, regado con un brebaje que también ha pasado de moda: la leche de pantera. Los tiempos cambian, y donde antes se levantaba el Agüelo ha surgido un nuevo Agüelo 2.0: ahora es un restaurante de tapas sofisticadas con sangría premium para guiris de pasta. Si queréis leche de pantera, en la calle Mercè todavía quedan trincheras que sirven este veneno.

8. El Maradona de la Rambla

¿Os acordáis de este señor de piernas esqueléticas y técnica maradoniana? ¡Las guías turísticas lo incluían como una atracción más de la Rambla! Joan Sabaté podía pasarse días enteros dándole toques a la pelota y, a diferencia de su ídolo, sin la ayuda de cierto polvo blanco. Los ramblistas lo adoraban, aplaudían sus acrobacias. Él fue el precursor del freestyle, ¡diablos! Desafortunadamente, el Maradona de la Rambla se jubiló en 2008, pero dicen que todavía se le ve en el Vendrell, dando toques a una pelota incluso cuando va a comprar el pan.

Publicidad

9. Los ‘cupcakes’

Los hipsters nos hicieron creer que el futuro de la pastelería eran unas magdalenas con más grasa que un filete de ballena azul. Y empezamos a consumir estas bombas de sacarosa con tanta ansia que en los barrios más cool de la ciudad surgieron tiendas de cupcakes que ahora se han perdido como lágrimas en la lluvia. Enseguida vimos que aquella moda nos conduciría a una obesidad galopante y volvimos al cruasán de toda la vida. Años después, cada vez que vemos un cupcake perdido en algún escaparate, miramos al suelo, cambiamos de acera y silbamos avergonzados. En el Lolita Bakery (Portal Nou, 10) todavía los hacen.

10. Burlesque

¿Dónde están las pin-ups? ¡Antes había un montón por Barcelona! Todavía recuerdo la fiebre vintage que nos entró a todos: de un día para otro nos volvimos expertos en la estética de los años 50 e incluso nos proclamamos sibaritas del burlesque. En todas partes había burlesque. Ibas a cualquiera acontecimiento y en el escenario aparecía una pin-up con pezoneras intergalácticas. En la Barcelona actual de los swaggers, si vas de pin-up se piensan que en Sant Boi han abierto las puertas y los más cercano que hay al burlesque tiene lugar en el Cangrejo.

Publicidad

11. El Mediévolo

Vaya cenas de empresa, mamma mia. El Mediévolo (Gran Via, 459) fue el ejemplo más claro de los días de la bicoca, del todo vale. Éramos tan felices hace quince años que íbamos todos en masa a este agujero, completamente borrachos y con ganas de disfrutar de una inmersión en la edad media, con decoración de época, caballeros, bailes típicos medievales y comida grasienta servida al estilo Ivanhoe. Ahora que 'Juego de Tronos' ha puesto de moda las fantasías medievales, creo que es la hora de volver a abrir esta aberración con personajes de la serie muy locos y decadentes.

12. Los De Kalle

A finales de los 80, los fines de semana ibas a comprar discos al centro, te tomabas una birra a escondidas de tus padres y te pasabas por la “rotonda” del metro de plaza de Catalunya para ver a los De Kalle, un trío heavy que en la época era tan o más conocido que los Iron Maiden entre los barceloneses. No es broma. Sacaron tres álbumes (uno de ellos un directo en el metro) y reinaron en un espacio que llenaban de fans cada sábado. El grupo se separó, pero uno de los miembros llevó el bar Big Bang (Botella, 7) durante unos años: el destino de los otros dos es incierto.

Recomendado
    También te gustará
    También te gustará
    Publicidad