1. ¡La cura de los animales por encima de todo!
Hace años un zoo era más una atracción pensada por el entretenimiento que una institución que velara por el bien y las necesidades de los animales. ¡Pero esto es cosa del pasado! Desde hace unos años, la mayoría de estos espacios se han vuelto relevantes, e incluso imprescindibles, para poder preservar toda la biodiversidad del planeta. También son claves a la hora de educar desde la experiencia, observando en carne propia cómo viven y activando la empatía. ¿A quién no mueve ver cómo el cambio climático afecta a la especie que tiene delante y que está llena de vida?
También es fuente de muchas investigaciones científicas que ayudan a entender lo que necesitan estos animales para que puedan sobrevivir. De hecho, en 2019 el Zoo de Barcelona aprobó un plan para reformarse y ser cada vez más fidedigna a su principal objetivo: la conservación y cuidado de las especies por encima de todo. Todo ello siguiendo punto por punto lo que las instituciones científicas y entidades oficiales recomiendan con este fin, trabajando codo con codo con organizaciones medioambientales y animalistas tan importantes como WWT o UICS, entre otros. Por este motivo, se han comprometido a reducir el número de especies y priorizar las más cercanas al territorio y en riesgo de extinguirse en el planeta, fomentar actuaciones para frenar la desaparición de especies, crear nuevos espacios para reproducir mejor cómo viven y fomentar los valores ambientales a todo el mundo que vaya. Si vais, os explicarán de manera muy asertiva qué es lo que debemos hacer para que toda la fauna viva en armonía con nosotros.