Mort d'un comediant
Foto: Teatre Romea | Mort d'un comediant

Reseña

Mort d'un comediant

4 de 5 estrellas
Guillem Clua firma un espléndido homenaje al teatro que Jordi Bosch hace suyo de manera brillante
  • Qué hacer
  • Teatre Romea, El Raval
  • Crítica de Time Out
Andreu Gomila
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Time Out dice

La analogía entre Muerte de un viajante de Arthur Miller y este Mort d'un comediant de Guillem Clua es clara. Basta con echar un vistazo al título. Pero, más allá de eso y del uso que hace el dramaturgo barcelonés del clásico del norteamericano, tienen poco que ver, aunque Clua haya puesto en Llorenç Cardona (Jordi Bosch) un puñado de personajes masculinos célebres, incluido Willy Loman, por los que transita a lo largo de la obra. Si al principio es un Agamenón tiránico, luego se convierte en un Lear desconcertado, después en un Enrique IV loco, para acabar en la piel de un Próspero que quiere volver a casa.

Todo comienza con un cuidador, Adri (Francesc Marginet), que es contratado por la sobrina de Llorenç, Miranda (Mercè Pons), para vigilar de cerca a su tío. No parece una tarea fácil. El enfermo es un hombre mayor, senil, que fue un gran actor. Casi la única condición que Miranda (un guiño a La tempestad) le impone al cuidador es que no hable nunca de Muerte de un viajante. Ocurre que Adri nunca ha pisado un patio de butacas, lo que anima a la vieja gloria a inyectarle el veneno del teatro, como diría Rodolf Sirera.

Jordi Bosch interpreta a un Llorenç Cardona sublime

Hasta el último acto, casi, Mort d'un comediant es un gran homenaje a este gran arte. Oiremos a Sófocles, Shakespeare, Chéjov, Ibsen, Calderón, grandes fragmentos de Cyrano de Bergerac, Macbeth, Casa de muñecas, Tío Vania, Hamlet, Antígona... Para los amantes de los clásicos, esta es una función para enmarcar. Además, Jordi Bosch interpreta a un Llorenç Cardona sublime, que empieza haciendo teiatru para acabar encarnando el Teatro, la poesía llevada a escena, como él mismo dice. Quizás desde A teatro con Eduardo (Teatre Lliure, 2016), la filigrana que inventó Lluís Pasqual, no veíamos a un Bosch tan pletórico.

Pero el lucimiento del actor sería imposible sin una Ponsque deslumbra y un Marginet que demuestra confianza y saber estar. La dirección de Josep Maria Mestres, además, juega a favor de la dramedia, ese híbrido que Clua ha sabido coser tan bien. Encima, planeaban dos fantasmas: la obra de Miller y El padre de Florian Zeller, que también habla de un anciano demente con rasgos similares a los de Llorenç Cardona y que pasó por el mismo Romea hace poco más de dos años. Además, hay un sinfín de obras de las últimas décadas con actores que repasan su vida, desde El hombre de teatro de Thomas Bernhard hasta Historia de un jabalí de Gabriel Calderón.

Mort d'un comediant, sin embargo, es otra cosa. Comienza dubitativa y acabas la función con los ojos clavados en un Bosch que exhibe sus cualidades de actor polifacético. Y sí, Clua parece que, con cada nueva obra, busca nuevos retos. Entre Justícia (TNC, 2020) y esta última, estrenó L’oreneta (La Villarroel, 2022). Tres piezas muy diferentes, con un trasfondo común, firmadas por un autor que nos está ofreciendo teatro popular de altísima calidad.

No te pierdas la lista de las obras recomendadas que hay en la cartelera ahora mismo.

 

Detalles

Dirección
Teatre Romea
Hospital, 51
Barcelona
08001
Transporte
Liceu (M: L3)
Precio
23-29 €

Fechas y horas

Mort d'un comediantTeatre Romea 20:00
Des de 15 €
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