En enero de 1923, Montserrat Cura cambió Poblenou por Sant Andreu, donde abrió una mercería. Dos años más tarde se casaría con el señor Perelló, representante de calcetines. Ramón M. Perelló es el nieto y actual propietario de la mercería. Aunque está convencido de que esta generación es la última y que sus hijos, que estudian, ya no se dedicarán a ello. De momento, la mercería sale adelante en un contexto que le es hostil por la crisis y también por el cambio de la moda y las costumbres. Continúan especializados en la costura, las labores y el punto, pero desde hace unos años también han ampliado el negocio con cursos de costura; aquel conocimiento que pasaba de abuelas y madres a hijas y nietas y que ahora apenas dominamos ni para coser un botón.
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