¡Los 8 lugares míticos del buen barcelonés!

Nos subimos a la nueva Honda SH125, versión moderna de la mítica Scoopy, para recorrer esos lugares de la ciudad a los que los barceloneses volvemos una y otra vez. ¿Os apuntáis?
  1. Bunkers del Carmel
    © Jordi Saragossa
  2. Honda SH125
    Foto: HondaHonda SH125
Time Out en colaboración con Honda
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Pasan los años y los barceloneses seguimos haciendo lo mismo de siempre, y con mucho orgullo. Como hacíamos cuando éramos pequeños, recorremos las callejuelas de nuestros barrios, nos perdemos entre tiendas de toda la vida y esos nuevos locales que aportan modernidad a la ciudad, subimos hasta miradores para contemplar Barcelona a nuestros pies... Y, siempre, acompañados de nuestra Scoopy. Y es que este clásico transporte lleva arraigado a la ciudad desde 1984 y ha pasado de padres a hijos como la mejor opción para llegar a toda la oferta que nos brinda nuestra ciudad.
Ahora, la clásica Scoopy que todos hemos montado desde jóvenes se ha renovado en la nueva Honda SH125 con muchas novedades, pero con el mismo espíritu de siempre. Dispone de un nuevo motor más potente y de menor consumo, aporta más seguridad con un nuevo control de tracción o su iluminación Full Led y llega repleta de mejoras, como más capacidad de carga bajo el asiento (¿os acordáis de cuando caminábamos orgullosos con el casco bajo el brazo?), un puerto USB para cargar el móvil o una llave electrónica, entre otras.
La renovada Scoopy nos ha hecho recordar y reflexionar sobre cómo de ideal es Barcelona para ir sobre dos ruedas, tanto por sus calles como por su buen tiempo. Y es por esto que hemos querido mirar atrás y recordar esos planes y lugares que, desde hace más de treinta años, los barceloneses hemos hecho sobre las dos ruedas de nuestra querida Scoopy y seguimos haciendo una y otra vez. ¿Nos acompañáis a recorrer los lugares más míticos de Barcelona?

1. Montjuïc

A finales de los 80 los barceloneses subíamos a este punto de la ciudad para disfrutar como niños en el parque de atracciones que había allí por entonces. Su mítica noria era uno de los puntos que definía el perfil de la ciudad y toda una atracción para familias y enamorados. El parque cerró y de él solo se conservan las esculturas, diseminadas por los distintos jardines actuales. Pero la zona sigue siendo un parque de juegos para los barceloneses, ya sea para hacer deportes variados, deslizarnos por los toboganes bajo el castillo con la ciudad a nuestros pies o para subir en moto y contemplar unas vistas de película.  
Y es que hay rincones de Montjuïc donde, desde siempre, nuestra Honda SH125 ha sido la mejor opción para plantarnos en pocos minutos. Y ahora, con su nuevo motor silencioso, que nos permitirá escuchar incluso el canto de los pájaros mientras la conducimos, ¡aún más! Pararse entre la naturaleza que rodea el castillo y entretenerse viendo la entrada y salida de los barcos del puerto. O bien contemplando cómo los aviones del aeropuerto, a lo lejos, se elevan y aterrizan, es el típico escenario que nos encontramos después de aparcar la moto. Llegar hasta este punto también es una buena excusa para parar a tomar algo en la Caseta del Migdia y saborear, sentados, un escenario donde el cielo y el mar comparten colores.

2. Gràcia, de plaza en plaza

¿Quedamos en Rius i Taulet, en Sol o en la Virreina? ¡Un dilema que ya se planteaba en los años ochenta!
Gràcia es una zona con mucha historia y siempre ha sido uno de los grandes elegidos a la hora de hacer terrazeo, hacer ruta por sus históricas plazas o maridar entre sus tiendas más modernas y aquellos locales que guardan grandes oficios artesanos. Y es que la Scoopy, con su diseño estilizado y compacto que hacen que la circulación por las calles estrechas sea fácil y ágil, ¡nos ha llevado siempre a donde hemos querido!
Es un lugar donde la música y el arte no solo están presentes durante sus populares fiestas de verano, ¡aquí la cultura siempre arde! Y son prueba de ello sus pequeñas librerías, que aportan una sensación de pueblo única a la zona o esas escuelas de baile y música que son la alegría de sus vecinos. Perderse por sus pequeñas calles abrazadas y rodeadas por grandes avenidas ha sido siempre uno de los pasatiempos de los barceloneses, especialmente, el de acabar la ruta en el cine Verdi viendo una buena película.

3. Búnkers del Carmel

Si hay alguien que haya puesto en valor el Carmel este es el escritor Juan Marsé. En los años 80 los paseos de sus personajes literarios por las calles de este barrio fueron todo un descubrimiento para los barceloneses y dieron popularidad a la zona.
Se convirtió en ese rincón, anteriormente poco conocido, que todo barcelonés quería explorar y, sin duda, las Scoopy de aquellos tiempos eran la opción más fácil, cómoda y rápida para subir por las empinadas calles que caracterizan el elevado Carmel. Y la actual Honda SH125, más potente, segura y con un menor consumo, ¡lo es aún más!
En la actualidad, los personajes de las novelas de Juan Marsé siguen cobrando vida en cada uno de nosotros cuando recorremos los puntos más emblemáticos del barrio, como los queridos búnkers y sus vistas: una parada obligatoria, tanto para locales como para turistas, que nos brinda unas vistas panorámicas de la ciudad, del mar a la montaña y del Besòs a Montjuïc.
Es una visita especialmente popular entre los jóvenes donde también es protagonista el puente Mühlberg, siempre frecuentado por deportistas, y que nos acerca directamente a ese bar mítico, literario y tan querido, donde tomar un vermut: el Delicias. ¡Uno de los bares más privilegiados de la ciudad!

4. Ir a Poblenou...

Barcelona es pequeña, pero hay trayectos que en transporte público se hacen eternos... ahora y siempre.
Pero los barceloneses que desde hace años montamos nuestra Honda SH125 sabemos que ir de barrio en barrio nunca ha sido un problema, y menos ahora, con el nuevo motor de 4 válvulas que ofrece una mejor respuesta y aceleración y un menor consumo.
Y es que a veces nos surgen planes en una punta de la ciudad, como en el Poblenou. Ese barrio en constante cambio donde, entre lo que queda de sus antiguas fábricas, ahora se cuecen grandes proyectos. ¡No se le llama el Manchester catalán por cualquier razón!
Poblenou tiene ese encanto que no es fácil de encontrar en otros rincones: tiene esa esencia de pueblo, como su nombre indica, y, a la vez, tiene este toque de modernidad y creatividad reflectada en las galerías y coworkings que reinan más allá de la torre Agbar.
Pero no es solo un lugar donde surge la innovación, es un lugar donde la actividad social y las anécdotas se han concentrado siempre en paradas obligatorias como La horchata del Tío Che, para muchos, la mejor de Barcelona. ¡Coged vuestro Honda SH125 y probadla si aún no conocéis este paraíso de la rambla de Poblenou!

5. ...¡y de allí a Sarrià!

¿Quién no se ha cruzado la ciudad para subir a Sarrià a comer unas bravas en el Tomás? Es uno de esos clásicos de toda la vida que ha estado siempre entre los planes de fin de semana y ha viajado en la agenda familiar de generación en generación.
Y es que cuando algo es bueno, se repite. Como cuando paseas por primera vez, de pequeño, por el casco antiguo de Sarrià de la mano de tus padres y, de mayor, coges tu Honda SH125 y lo repites haciendo parada en puntos tan emblemáticos como el Mercat de Sarrià a comprar comida de toda la vida. Y es que, además, la nueva Scoopy incorpora el Paro al Ralentí, una tecnología clave para ahorrar gasolina.
Otra parada imprescindible es la pastelería familiar Foix de Sarrià, donde deleitaros con sus dulces tradicionales, caseros y hechos con mucho amor. Y es que, como dice J. V. Foix, el poeta que nació en este emblemático local, "Me exalta lo nuevo, me enamora lo viejo". Y Sarrià es así: un lugar donde sorprenderse por su modernidad y, a la vez, volver siempre a eso que nunca cambia.

6. Rompeolas

Otro de los paisajes que ha cambiado completamente desde los años ochenta y que los barceloneses han visto transformarse hasta convertirse en lo que es ahora. Pero lo que está claro es que, tanto antes como en la actualidad, es un punto de encuentro muy amado por todos los ciudadanos y por aquellos que quieren sentir la brisa del mar y disfrutar de unas vistas muy mediterráneas.
En los años ochenta este escenario era totalmente diferente: solíamos ir en nuestra recién estrenada Scoopy después del trabajo o en un soleado fin de semana hasta llegar al restaurante Porta Coeli del final del rompeolas. Un lugar donde degustábamos unos mejillones para chuparse los dedos y que, en poco tiempo, se convirtió en un punto de reunión de muchas figuras célebres y culturales de la ciudad.
Ahora, por mucho que hayan pasado los años, el nuevo rompeolas sigue atrayendo a muchos barceloneses que quieren ver el mar. Muchos de ellos aparcan sus motos al principio del paseo, bajo la gigantesca sombra del hotel W, y lo recorren de inicio a fin. Y es que en las últimas décadas, el litoral de Barcelona ha facilitado los trayectos a los amantes de las dos ruedas y ahora es más cómodo que nunca recorrer de punta a punta el litoral de la ciudad. La nueva Honda SH125 lo pone más fácil aún, porque su nuevo bastidor permite hasta un 55% más de capacidad de carga bajo el asiento, con espacio para un casco integral y algún otro accesorio.

7. Carretera de les Aigües

La carretera de les Aigües lleva años siendo esa vieja aliada para los mejores momentos de conexión. ¡Cuántas veces nos hemos subido a nuestra Honda SH125 y nos hemos alejado del bullicio de la ciudad en cuestión de minutos para adentrarnos en uno de los pulmones verdes más preciados de la ciudad! Su potencia la hace perfecta para realizar escapadas fuera de la ciudad y su motor silencioso es ideal para recorrer entornos naturales como la Carretera de las Aigües.
Este punto alto de Sarrià-Sant Gervasi se ha convertido a través de los años en una vía de escape donde los barceloneses nos reunimos para disfrutar de una naturaleza viva mientras paseamos o hacemos deporte.
Las vistas que podemos ver desde allí son espectaculares y, de hecho, aquellos que ya desde los ochenta suben sus Scoopy a este lugar han podido ver como el skyline de la ciudad se ha ido transformando en los últimos 36 años.

8. El Born

Hay un refrán que dice: "Roda el món i torna al Born" ("rueda el mundo y vuelve al Born"). Y es que vayas a donde vayas o seas de donde seas de Barcelona, el Born es siempre aquel lugar donde regresas para reencontrarte con la tradición y la modernidad. Las callejuelas del casco antiguo de la ciudad siempre han sido un terreno de diversión para ir en la clásica Scoopy y poder llegar a esos rincones más escondidos de esta parte de Ciutat Vella, ya que su rueda alta, la plataforma plana y la nueva suspensión le dan un plus de estabilidad y seguridad a la hora de circular por las calles adoquinadas de la ciudad.
Antes, ahora y siempre, pasar por el Born es una buena excusa para perderse por su gran número de terrazas que rodean la plaza Comercial, frente al imponente edificio del antiguo Mercat del Born, acercarse a tomar unas anchoas al Xampanyet, en la calle Montcada, así como aprovechar la ocasión para empaparse de la originalidad e innovación que llenan las tiendas más fashion de la ciudad. Tiendas que, a la vez, comparten calle con aquellos oficios históricos y de lo más arraigado. ¡Subíos a la nueva Honda SH125 y recorred la ciudad entera!

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