1. Montjuïc
A finales de los 80 los barceloneses subíamos a este punto de la ciudad para disfrutar como niños en el parque de atracciones que había allí por entonces. Su mítica noria era uno de los puntos que definía el perfil de la ciudad y toda una atracción para familias y enamorados. El parque cerró y de él solo se conservan las esculturas, diseminadas por los distintos jardines actuales. Pero la zona sigue siendo un parque de juegos para los barceloneses, ya sea para hacer deportes variados, deslizarnos por los toboganes bajo el castillo con la ciudad a nuestros pies o para subir en moto y contemplar unas vistas de película.
Y es que hay rincones de Montjuïc donde, desde siempre, nuestra Honda SH125 ha sido la mejor opción para plantarnos en pocos minutos. Y ahora, con su nuevo motor silencioso, que nos permitirá escuchar incluso el canto de los pájaros mientras la conducimos, ¡aún más! Pararse entre la naturaleza que rodea el castillo y entretenerse viendo la entrada y salida de los barcos del puerto. O bien contemplando cómo los aviones del aeropuerto, a lo lejos, se elevan y aterrizan, es el típico escenario que nos encontramos después de aparcar la moto. Llegar hasta este punto también es una buena excusa para parar a tomar algo en la Caseta del Migdia y saborear, sentados, un escenario donde el cielo y el mar comparten colores.