Lo mejor de cada barrio: Gràcia

A medio camino del Parque Güell para los guiris, la zona de moda para los barceloneses

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De Taifa a Pina

La calle Verdi parece de otro país, donde la cultura y el ocio van de la mano. Están los cines, sí, pero también está la librería Taifa (Verdi, 12), que abre siempre que quieren, lo que significa que puedes remover en la trastienda de libros de segunda mano un domingo por la tarde, mientras esperas para ir al cine. Yo he encontrado libros de primera, como 'El loro de Flaubert', de Julian Barnes, y 'Doctor Faustus', de Thomas Mann. Junto a la plaza Revolució, está la joyería Pina (Verdi, 3), bastante nueva en la calle, pero que se está consolidando como un espacio del que no sales sin nada. Los diseños en plata son únicos y brillantes.

Del Lliure a la Beckett

La reapertura del Lliure de Gràcia (Montseny, 47) hace dos años y medio, completó el paisaje teatral de la antigua villa, muy poblado desde los últimos tiempos. Porta 4 (Església, 4-6), Sala Beckett (Alegre de Dalt, 55 bis), Teatreneu (Terol, 26) y Almería (Sant Lluís, 64) son los hermanos pequeños de un espacio que es la cuna del teatro contemporáneo catalán y que, además, renació con un excelente bar de tapas y gintonics adosado. La única mala noticia es la futura huida del barrio de la Beckett, que está a punto de trasladar el Obrador al Poblenou y, en cuanto puedan, harán lo mismo con la sala ... No hay duda de que si eres teatrero, Gràcia es tu barrio.
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Heliogàbal

Aquí se han bautizado bandas como Mishima y Manel, hemos probado el verso de los mejores rapsodas...y quizás nos hemos enamorado. Los camareros del Heliogàbal son de lo más simpático que corre por el barrio.

De Cal Boter al Resolís

El bacalao con alioli de Cal Boter (Tordera, 62) es como para quedarse a vivir alli, y el menú de mediodía es sinceramente espectacular. La carne a la brasa es su especialidad y tienen una mesa redonda para ocho personas ideal para grupos pequeños con ganas de beber y comer mucho. En la misma calle, en la plaza del Raspall, epicentro de la Gràcia gitana, hay otro bar para quedarse allí un buen rato si lo que se quiere es huir de la ciudad de los guiris, el Resolís (Tordera, 28). Aunque parezca mentira, las tapas son deliciosas y cuando aprieta el calor, no hay ningún placer igualable a ver pasar las horas en su miniterraza. Aquí se pueden escribir novelas, y no precisamente de princesitas.
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