Las mejores piscinas naturales de Cataluña

Se trata de un desfiladero forma parte de dos comunidades autónomas: Cataluña y Aragón. El recorrido, que transcurre en un cañón con paredes de 500 metros de altura, tiene unas vistas impresionantes. La ruta atraviesa la Sierra del Montsec y discurre paralelo al río Noguera Ribagorçana en su camino a los Pirineos. Además, es una excursión que se adapta a todos los niveles, tanto para aquellos que tienen más experiencia como para los que no están habituados.

Aunque el nombre original es Gorg de Malatosca, la leyenda dice que en las noches de luna llena, las brujas se reunían aquí para realizar aquelarres. Es por eso que, es más conocido como el Gorg de les Bruixes. El paisaje del que se rodea esta piscina natural es un entorno incomparable repleto de naturaleza. Cerca de la poza encontrarás un espacio de pícnic para poder comer. Es una opción perfecta para hacer una escapada con los más pequeños.

Los cuatro estanques escalonados que nos ofrece el río Borró son los puntos donde este torrente, mayoritariamente subterráneo, aflora a la superficie. Los habitantes de Sales y los municipios cercanos siempre han ido durante los acalorados veranos de la Alta Garrotxa y el nudismo está bastante institucionalizado. Para llegar a las más bajas, se accede desde el municipio de Sales, siguiendo las indicaciones por la carretera. Para el resto, ya hay que planificar la excursión. Como, por ejemplo, para acceder al Gorg Blau, que merece la pena hacerse un mapa de senderismo especializado, o bien, preguntar a algún aldeano.

La Terra Alta acoge la que quizás es la piscina natural más conocida de Cataluña. Y su nombre no es en vano: ¡su temperatura se sitúa en los 38 grados! Situada entre las sierras de esta comarca, la Fontcalda en realidad son diversas piscinas que se forman a partir de la llegada del río Canaletes a un desfiladero. Tomad la carretera entre Gandesa y Benifallet... ¡Y habréis llegado!

Sant Aniol d'Aguja (Girona) es el lugar perfecto para combinar deporte y diversión. Se trata de una ruta de 15 km (4 o 5 horas dependiendo del ritmo) que sigue el cauce de la Riera de Sant Aniol. Podrás cruzar puentes colgantes, andar a través del río y bañarte en piscinas naturales de agua transparente. Además, también puedes conocer el Salt de la Núvia y el Salt del Brull (el de la foto). Actualmente la ermita romántica de Sant Aniol d'Aguja del siglo XI está cerrada, pero se puede ver desde fuera.  

Se encuentran en el Baix Camp. Concretamente entre Vilaplana y La Febró. Tendréis que caminar más de 5 km para llegar, pero vale la pena. Y mucho. La recompensa es espectacular: una cascada que crea una piscina natural rodeada de rocas. ¡Una gran excursión!

En el entorno natural de Alcover (Alt Camp) se encuentra la pequeña cascada del Niu de l’Àliga, con el agua que viene directa del río Glorieta. En su momento, el agua servía para mover molinos y acabó creando esta balsa rodeada de vegetación. La prominente roca que se eleva, a través del tiempo y del deterioro, ha acabado originando el nombre de este entorno natural. Se llega desde el Mas del Forés a través de un camino tranquilo y que es ideal para hacer en familia.

Las siete pozas de Campdevànol, que se encuentran cerca de Ripoll, son de los más conocidos. Y con razón. A medida que avanza la ruta, de poca dificultad y conocida como Itinerario de las pozas de la Cabana, te vas encontrando pozas con sus correspondientes piscinas naturales. Os animamos a ir porque la ruta y el paisaje son de ensueño. Para acceder a las pozas es obligatorio hacer reserva previa, menos si estás alojado en algún establecimiento turístico de Campdevànol.

Más conocida como Cala de los Enamorados, esta pequeña cala es una especie de cercado de mar que se enrosca rodeando el mar y formando, ahora así, una pequeña piscina natural. No solo es un rincón idílico y bastante tranquilo, sino que, también ofrece unas vistas alucinantes de Llançà, el Port de la Selva e, incluso, el Cap de Creus. Una pequeña y desconocida joya. Para llegar lo mejor es ir en barca o kayak a través de una apertura que lo enlaza con el mar, pero si os atrevéis también podéis acceder a pie. Con buen calzado, eso sí.

De acuerdo, es una piscina artificial. ¡Pero no nos diréis que no parece natural! Este pequeño paraíso está entre la playa Fonda y la de Fornells, en Begur. Fue creado hace más de cincuenta años por la comunidad de apartamentos del mismo nombre y, de hecho, es privada. Si no fuera porque se ve claramente que el agua procede del mar, a través de una bomba de agua, parecería natural. Pero, a no ser que os alojéis allí, no os podréis bañar.