Rocafort: la estación de metro maldita
No hablamos de estaciones fantasmas, sino de fantasmas en el metro. Los suicidios en el metro de por sí ya son una leyenda urbana (cada vez que el tren se para dos minutos, el listo de turno te dice que alguien se ha tirado a las vías y que hay una conspiración de silencio que lo oculta).
Y la estación de metro de Rocafort tiene una fama tenebrosa: se habla de "una oleada de suicidios a finales de los sesenta" –sin dar más datos– y de que los trabajadores ven por los monitores a gente deambular por el andén con la estación cerrada a cal y canto y vacía. Y que nadie quiere trabajar en esa estación de noche. He llamado a TMB y nadie sabe de qué narices le hablaba. "Pero manda un mail que se lo consultamos a los más veteranos", me han dicho. La respuesta no puede ser más concisa: "Esta leyenda urbana sobre la estación de Rocafort no tiene ningún fundamento que la justifique". Pero lo que sí es cierto es que la estación, inaugurada en 1926, sirvió de refugio antiaéreo de los bombardeos italianos y alemanes y mucha gente murió intentando entrar en espacio seguro.