Passatge Camil Oliveras
Foto: Eugènia Güell
Foto: Eugènia Güell

Las 21 calles más bonitas de Barcelona

Largas y pequeñas, con mucha vida unas y un oasis de tranquilidad las otras. Paseamos por la ciudad buscando las vías más bonitas

Escrito por: Borja Duñó
Publicidad

La polémica acaba de empezar. Tenemos la suerte de vivir en una de las ciudades más bonitas del mundo y, en consecuencia, llena de calles con encanto, que acogen joyas modernistas, pasajes mágicos, vías que son conocidas por todo el mundo y calles que nos llevan a parques y jardines que nos transportan a otros lugares o que cruzan plazas donde te quedarías a ver la vida pasar.

Pero, ¿cuáles son las calles más bonitas de Barcelona? La selección ha sido larga y complicada, os lo aseguramos, y después de mucho debatir esta es nuestra selección. Hemos intentado que la mayoría de distritos estén representados y sabemos que se han quedado fuera lugares muy bonitos, así que os animamos a darnos vuestra opinión y a descubrirnos más sitios interesantes. 

NO TE LO PIERDAS: Los pueblos más bonitos de Catalunya

Las calles más bonitas

1. Consell de Cent

¿Dónde está? Cruza buena parte de Barcelona, ​​desde Hostafrancs hasta la avenida Meridiana, aunque el tramo pacificado va desde el Parc Joan Miró hasta el paseo de Sant Joan.

¿Por qué hay que ir? Porque desde la transformación de la calle en supermanzana, ir de punta a punta del Eixample se ha convertido en una actividad mucho más agradable. Tres kilómetros (de los seis totales) mucho más verdes que invitan a detenerse y disfrutar de las tiendas, bares y restaurantes que llenan la calle de vida.

2. Passatge Camil Oliveras

¿Dónde está? Entre la calle de Camèlies y la calle Balcells se esconde este frondoso pasaje, que es sin duda una de las joyas de Gràcia Nova - Camp d'en Grassot.

¿Por qué hay que ir? No parece ni este barrio ni esta ciudad: ese pasaje estrecho de casas unifamiliares con jardines delanteros entre calles uniformes es una agradable sorpresa, una excepción. La vegetación sobresale de las vallas y la tranquilidad impera. Nos atreveríamos a decir que pasar por delante y no parar, no atravesarlo, es literalmente imposible.

Publicidad

3. Calle de los Paletes

¿Dónde está? Casi arriba del todo de la calle Major de Sarrià. Si no lo conocéis quizá os pasará desapercibido. Es cortito, está como escondido –subiendo a la izquierda– y tiene una forma rara: hace un ángulo de 90 grados.

¿Por qué hay que ir? Para recordar que, además de la burguesía, en Sarrià también vivían trabajadores que, en este caso, hacían las casas. Este rinconcito de construcciones bajas, donde encontraréis el Centre d'Expressió Plàstica Traç (¡desde 1975!), es un acceso bonito y diferente a la tranquila plaza del Consell de la Vila, donde se alza la sede del distrito y podéis disfrutar de la terraza del Bocconi.

4. Calle de Grau

¿Dónde está? No hay que ir al centro para disfrutar de calles singulares: en el corazón del barrio de Sant Andreu se encuentra la calle Grau (antigua calle del huerto). 

¿Por qué hay que ir? La particularidad radica en su estructura: en forma de L y similar al estilo urbanístico de la zona del Maresme. Está formado por una hilera de casas bajas en el lado derecho con sus correspondientes patios y huertos, justo delante. Pasear entre los dos lados te traslada a un plácido pueblo. Recordamos que Sant Andreu no se anexionó a Barcelona hasta el año 1897. Si te diriges a los números 56 y 58 encontrarás, además, una colorida joya bien escondida: el patio-museo del vecino Isidre Castells, o dicho de otra manera, su particular "Cataluña en miniatura".

Publicidad

5. Calle de Betlem

¿Dónde está? Va de Gran de Gràcia a la calle de Topazi, donde muere o nace, depende de donde vengas, haciendo una especie de codo.

¿Por qué hay que ir? Justo en la esquina con la calle Topazi hay una planta baja muy bonita, con unos árboles espectaculares, altísimos, que recuerdan lo que debía ser Gràcia hace un siglo. La calle tiene este nombre porque había una torre, atención, que funcionó como manicomio de 1857 a 1873. Hoy en día no queda ni rastro.

6. Calle Major de Sarrià

¿Dónde está? Conecta la tristamente célebre plaza de Artós con la plaza de Sarrià y vertebra el núcleo antiguo y con más encanto de este barrio acomodado.

¿Por qué hay que ir? Porque os adentraréis en un vecindario con historia y carácter propio. A medida que vayáis subiendo por esta calle pacificada y con adoquines, tendréis más la sensación del pueblo que fue. Podéis hacer pequeñas excursiones por las calles adyacentes –no os perdáis el pequeño pasaje de Mallofré– y os detendréis a comeros unas bravas en el mítico Bar Tomás. Cuando estéis arriba del todo, no podréis evitar entrar en la pastelería Foix. ¡Qué chocolate!

Publicidad

7. Passatge Tubella

¿Dónde está? La calle Tubella, en Les Corts, desemboca en este pasaje de casas unifamiliares.


¿Por qué ir? Jardines delanteros como estos cada vez cuestan más de ver. La unidad estilística de las casas y los motivos ornamentales de las fachadas forman un conjunto muy agradable con toques ingleses. En el pasado, vivían los obreros de las fábricas de Sants y Les Corts.

8. Calle de la Volta dels Tamborets

¿Dónde está? Si camináis por el paseo del Born, antes de llegar al Fossar de les Moreres, se abren a la izquierda unos arcos de volúmenes medievales, túneles que dan acceso a estrechas callejuelas, el más espectacular de los cuales es la Volta dels Tamborets.

¿Por qué hay que ir? Las plantas en combinación con la cerámica verde de los balcones hacen de este conjunto uno de los rincones más acogedores del Born. Sus coquetas tiendas de utensilios y artesanía conectan con el pasado menestral del barrio pero en clave de diseño 'cool', como es el Born de ahora.

Publicidad

9. Carrer d'Aiguafreda

¿Dónde está? Paseando por la calle Granollers, en el barrio de Horta, encontraréis este lugar escondido lleno de historia.

¿Por qué hay que ir? Aún conserva lo que le hacía famoso a principios de siglo: los lavaderos donde subían a lavar ropa los señores de Barcelona.

10. Calle del Arc de Sant Sever

¿Dónde está? Cerca de la salida del metro de Clot, entre Rogent y la Meridiana. Lo localizaréis porque la línea de fachadas de la acerca de montaña se rompe: es como un agujero espacial y temporal que se abre a la calle València número 609.

¿Por qué hay que ir? Si os acercáis hasta allí os entrarán ganas de saber más: parece ser un paso de origen medieval, con casas bajas a un lado y una finca de aspecto rural (abandonada) en el otro. No tiene salida, ni querréis salir de allí y es que por un momento tienes la ilusión de no estar en Barcelona.

Recomendado
    También te gustará
    También te gustará
    Publicidad