7. Cala Estreta
Los del Alt Empordà tienen el Cap de Creus y los del Empordà, la Cala Estreta. Es inmensamente más modesta pero resulta muy adecuada para el 'Empordanet', donde Josep Pla habría considerado de muy mal gusto cualquier tipo de exceso y opulencia. La buena noticia es, a la vez, mala: durante el verano, el tráfico rodado está prohibido y para llegar hay que caminar unos 45 minutos desde la playa de Castell por el camino de ronda o bien –atención– sólo 20 si remontáis el camino de servicio que pasa por debajo de las torres eléctricas desde el aparcamiento de Castell. El esfuerzo, sin embargo, es directamente proporcional a la espectacularidad de este conjunto de calas nudistas, luminosas, abiertas a Levante y muy aptas para mañanas soleadas de invierno, que incluso en pleno verano permanecen relativamente tranquilas debido al paseo que hace falta para llegar. Si en la caseta de pescadores, que data del siglo XV, encontráis a un señor con canas, saludadlo: se llama Quico y hace años que vive allí. No tiene televisión ni radio porque dice que dispone de una pantalla de infinitas pulgadas enfocada al horizonte, pero os indicará a qué roca hay trepar para encontrar unas líneas de cobertura móvil según la operadora. Sólo os podemos decir una cosa más: tenéis que ir al menos una vez en la vida.
Cómo llegar en coche: Coged la AP-7 dirección Girona-Barcelona y tomad la salida 8. Seguid por la C-65 hasta Santa Cristina d'Aro, donde cogeréis la C-31 hasta Palamós. Una vez allí, seguid hasta el aparcamiento gratuito Castell de Palamós y bajad. Para llegar a Cala Estreta, hay que tomar el camino de ronda que une la playa del Castell con Calella de Palafrugell y desviarse por un pequeño sendero señalizado.