Dice la leyenda que los cuervos protegieron el cuerpo muerto de Sant Vicenç d'Osca, al que rinde culto una iglesia neoclásica y mastodóntica que se impone a las pequeñas casas y los edificios de alrededor de la Plaça Major de Sarrià. Josep Mas construyó este templo en el año 1781, en el mismo lugar donde antes habían levantado otras iglesias. En 1972, cuando el Ayuntamiento excavó para construir la estación de ferrocarril de Sarrià, encontraron restos medievales de los anteriores templos y un montón de huesos humanos que seguramente pertenecían al cementerio parroquial de la iglesia.
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