Dirección artística, coreografía, interpretación: Marina Nabais.
Un laberinto invisible habitado por una bailarina, en constante transformación. Un dispositivo que se adapta y se afina, convirtiendo y alterando el espacio, el tiempo y el sonido a través de la danza. Materializando, así pues, el immaterialitzable. Marina Nabais propone un juego entre lo real y lo virtual, expresado en la invisibilidad de los hilos de seda en una coreografía imprevisible a partir del propio espacio. Un camino de secretos y de magia estética, sonora y abstracta que cuelga en el aire.