Granja d'Aventura Park

Sólo hay que observar un niño interactuando con un animal para entender que lo que allí ocurre sólo puede ser bueno. Lo hemos visto en la Granja d'Aventura Park, un proyecto de ocio educativo para disfrutar en familia del contacto con los animales y la naturaleza en Viladecavalls, a dos kilómetros de Terrassa y a poco más de media hora de Barcelona en coche. Aunque está muy cerca de la ciudad, la sensación inmediata una vez se llega a la granja, rodeada de pequeños bosques y campos, es de aislamiento.

Dentro de la granja no hay ningún recorrido trazado. La idea es que las familias puedan moverse con libertad por sus instalaciones, visitar y tocar los conejos, gallinas y cerdos que viven allí; conocer los habitantes de la granja a partir de la experiencia y del tacto. Recibir una lametazo áspero de Ramona, la vaca que piensa que es un perro, o comprobar que las cabras de angora huelen a queso (de cabra, claro). Los más valientes pueden acercarse a serpientes, arañas y otros animales exóticos, siempre bajo la supervisión del equipo que trabaja en la granja.

Toda esta fauna vive en unas instalaciones sostenibles, construidas con materiales orgánicos y reciclados. La conciencia medioambiental es un elemento clave y central en el proyecto, como también lo es el área del huerto -parcialmente cerrada en verano-, donde hacen talleres para conocer el ciclo de los alimentos.

El punto más singular de esta granja, sin embargo, es que entre los espacios donde viven los animales hay un parque de aventuras vegetal con dos espacios que separan a menores y mayores de cinco años con tirolinas, lianas, puentes y redes entre los árboles. El equipo de la granja asegura que más de un niño ha tenido que pedir a sus padres que dejaran de jugar para hacerlo ellos.