Si no os pedís unas patatas a la sal con romesco, iré vuestra casa mientras dormís y os haré mucho daño. Sería un crimen no probas los orgasmos culinarios de este restaurante: su carta, llena de delicias caseras con sello tarraconense no da tregua al glotón. Silencioso, romántico, con un servicio amable y rápido, Belmonte es el foco de resistencia autóctona en la calle de la Mercè. Una recomendación: probad la tortilla de berenjena y haréis como Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally, pero el vuestro no será fingido.
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