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El Gòtic para barceloneses

Sus secretos mejor guardados

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El Gòtic es el barrio más castigado y el más incógnito, el barrio que quizá conocen más en Chelsea que en Gràcia, el escaparate de la ciudad post-turística, “low cost” y de pasiones diversas, a pesar de estar en el “centro” de Barcelona, allí donde todo empieza. Aquí encontrarás unos 20 secretos que te aconsejamos que no expliques a nadie, para que tengas una experiencia auténtica antes de que “tu” Gòtic se llene a rebosar.

Calle Estruc

En el siglo XV vivía el Aleister Crowley catalán. Se llamaba Astruc Sacanera y venía un remedio milagroso llamado piedra reductora. Hay unos murales mágicos del ocultista Ramon Bruc que lo explican. Estruc es una calle telúrica, tiene algo que estremece. Los números de las viviendas están revestidos de símbolos esotéricos, hay iconografía masónica y dragones misteriosos. Un pasaje único que nos muestra la Barcelona más supersticiosa y negra (se produjeron también crudos asesinatos) y que necesita ser descubierto ya por Dan Brown. Este es el Gòtic que nos gusta.
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  • Tiendas vintage
  • El Gòtic
Les Bambes del Gatuqui Vintage
Les Bambes del Gatuqui Vintage
Cuando Sheldon ('The Big Bang theory') y Moss ('Los informáticos') estiren la pata no irán al cielo, irán a parar a esta minúscula tienda, un agujero negro de nostalgia freak, diseñado para engullir todos los amantes de los objetos retro que pasen por delante. Monturas de gafas vintage, vinilos fosilizados, consolas de juego japonesas de los 80, calendarios del Destape, Polaroids, Telesketch, juegos de cartas porno, botellas de sifón de cuando Carmen Sevilla tenía dientes de leche ... Una extravagancia para hispters, geeks y amantes de la naftalina alternativa.
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Si no os pedís unas patatas a la sal con romesco, iré vuestra casa mientras dormís y os haré mucho daño. Sería un crimen no probas los orgasmos culinarios de este restaurante: su carta, llena de delicias caseras con sello tarraconense no da tregua al glotón. Silencioso, romántico, con un servicio amable y rápido, Belmonte es el foco de resistencia autóctona en la calle de la Mercè. Una recomendación: probad la tortilla de berenjena y haréis como Meg Ryan en Cuando Harry encontró a Sally, pero el vuestro no será fingido.    

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La Cerveteca
La Cerveteca
Son la biblioteca cervecera de Barcelona. Sólo para entender perfectamente la oferta de la carta, se necesita apuntarse a un curso: ipa, ale, lager... Si no sabéis casi nada, no es importante. En La Cerveteca quieren ofrecer un servicio selecto para los entendidos, pero si sois de los míos, os traduciran las dudas con frases del tipo: «esta es más dulce» y «aquella te recordará a la cerveza negra». Encontraréis todo tipo de cervezas y más nacionalidades que en un anuncio de Manos Unidas. La forma de elaboración también es importante. Ofrecen cervezas artesanales, biológicas y sin alcohol. Si no encontráis una cerveza que os guste, preocuparos.
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Outlet de La Comercial
Outlet de La Comercial
Para vestir marcas de primera y pagar precios de segunda, en la calle de Avinyó se encuentra el outlet de La Comercial, la franquicia de tiendas de ropa más cool del barrio vecino, el Born. A este comercio van a parar los sobrantes de las tiendas madre, y hay gangas que os llevarán a la excitación de Winona Ryder en sus días más cleptómanos. Yo conseguí un jersey Fred Perry de 215 euros a 65 rupias. Como si lo hubiera robado, vaya. Comme Des Garçons y Paul Smith a tarifas anoréxicas para desintoxicarse de Pull & Bear? La respuesta es sí.
  • Coctelerías
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Ohla Boutique Bar
Ohla Boutique Bar
El futuro de la coctelería ya está aquí y se encuentra en un hotel. El Ohla Boutique Bar apuesta por el barman como artista y la alta gastronomía que se bebe. ¿Os parece pretencioso? Pues consiguen su objetivo, dando la vuelta a los clásicos a su manera.
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La Plata
La Plata
También conocido popularmente como Los Pescaditos, por su pescado blanco recién frito. Tienen vermut de la marca Perucchi, uno de los más antiguos de Cataluña. Tomad el vermut aquí los domingos y os sentiréis como un rey.
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  • Chocolate y dulces
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Papabubble
Papabubble
Una tienda que fabrica caramelos en forma de las naves espaciales de Space Invaders ya se merece un respeto. En Papabubble han convertido la golosina por excelencia en un juego creativo sin parangón, y han dado al invento un aire casi artístico. Sus caramelos artesanales fabricados a la vista de todos no tienen rival. La tienda ya pide una visita por la experiencia sensorial, pero no podréis salir sin caer en la tentación y cultivar con una sonrisa la mejor caries de vuestras vidas.
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  • El Gòtic
Dos segundos en la boca, toda la vida en el culo: ¿quién se inventó esa gracia? En Sweet Dreams no creen en historias de fantasmas calóricos, por eso hacen los mejores pasteles del Gótico. Pasteles de verdad, artesanales, con productos de primera, sin derrames tóxicos, sin chapapote. El de zanahoria endurece pezones, el de banana y café hace llorar, y los cupcakes y los muffins también son para sacar el matasuegra. Y tranquilos, no escuchéis los falsos profetas de la fibra: en el Sweet Dreams nadie escuchará los gritos de sus cartucheras. O sí.
  • Música
  • El Gòtic
Andú
Andú
Oscuro. Inquietante. Las sillas de madera hacen un ruido fantasmagórico. Las velas apenas iluminan la mesa. Está decorado como si fuera una de esas mansiones donde Vincent Price subía y bajaba escaleras enloquecido, con la capa al viento. Pero el Andú nos lo tenemos que tomar en serio por dos razones: tienen una selección de vinos cojonuda y una lista de platillos muy decente (pedid el hummus, os hará aullar). Por cierto, dicen que el espíritu de Ronnie James Dio se encuentra encarcelado en una de las botellas polvorientas del local: orad para que nadie la abra.
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