Muchos barceloneses tienen (tenemos) una relación de amor-odio con la Rambla, pero siempre nos reconciliamos porque apostamos por esta historia de amor. Y motivos no nos faltan. Una buena opción para autoreafirmarnos es durante la Fiesta del Roser, que se celebra del vi. 7 al ju. 13 con un montón de actividades. Aquí destacamos un par, pero sobre todo os animamos a visitar tiendas, restaurantes y calles escondidas que os harán sentir mucho más 'rambleros'.
Comer y beber bien en la Rambla es posible
Que levante la mano quien, en los últimos meses, se ha sentado en una terraza o en un bar de la Rambla para comer, cenar o tomar una cerveza. Imaginamos que no serán muchos y es que, por desgracia, los autóctonos no nos sentimos atraídos por las sangrías con pajitas de colores de metro y medio, o por los bocadillos aceitosos, el plato de pescado supuestamente fresco o las paellas de catálogo. Pero no todo está perdido. ¡Se puede comer de coña en la Rambla! Tenemos viejos conocidos como la pastelería Escribà (Rambla, 83), el Cafè de l'Òpera (Rambla, 74) o Can Culleretes (Quintana, 5), que aunque no esté propiamente en la Rambla debemos incluir porque fue el primer restaurante de Cataluña y por aguantar con dignidad y buenas recetas. Pero desde hace unos meses un mundo de fantasía ha ocupado una parte del Liceu. Las creaciones de cuento del Rocambolesc de Girona ya tienen casa en Barcelona –¡por fin!–. Forman parte del Òpera Samfaina, una aventura culinaria comandada por Jordi Armengol que ofrece mucho más que comida. Entrad en las faldas de la giganta...
¡No os la paséis de largo! Su entrada es pequeña y como está arrinconada y los ojos se van hacia la Virreina, es posible que, despistados, no veáis que tenéis delante de vosotros uno de los tesoros de la ciudad. La Casa Beethoven abrió en 1880 y allí encontraréis instrumentos, libros, vinilos, CDs y partituras, miles y miles de partituras. A medida que vayáis entrando en la tienda será como retroceder en el tiempo. Madera vieja, fotos amarillentas, papeles arrugados y la atenta mirada del genio que le da nombre a cada paso.
La calle que no toca
En vez de entrar en la plaza Reial por la calle de Ferran o por la de Colón, que es lo más habitual, hacedlo por el pasaje de Bacardí. Tras la reja hay un callejón corto, con claraboya y edificios a ambos lados que os recomendamos que veáis con detenimiento. Os esperan fachadas con florituras, antiguos comercios y un puente que conecta los dos lados que recuerda el de la calle del Bisbe.
La Rambla de las flores
Uno de los actos más grandes de la fiesta es 'La Rambla en Flor', que es lo que indica, una explosión de colores y olores que decorará el Arts Santa Mónica, el Liceu, la Boquería, el Triangle, el Mirador de Colón, el jardín de la Casa Ignacio de Puig, el Museu Marítim, el Palau de la Virreina, el Teatre Principal, el Palau Marc, el Palau Moja y la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.
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