Vila Closa Altafulla

Escapada a Altafulla: la historia viva

Visitaremos vestigios de época romana y medieval, y conoceremos la desembocadura del río Gaià

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En Altafulla, pueblo emblemático y privilegiado de la Costa Daurada, se puede disfrutar de la tranquilidad y la belleza de una ciudad con un gran patrimonio artístico y cultural, y que reúne muchos vestigios que hablan de su historia: la villa cerrada, la villa romana de Els Munts, el paseo marítimo... En la población también se puede disfrutar de actividades deportivas, culturales y festivas durante todo el año.

Tarde día 1: visita a la ‘vila closa’

La ‘vila closa’ (villa cerrada) es el antiguo núcleo medieval amurallado. Sin embargo, la mayor parte de las casas que se pueden contemplar fueron levantadas durante el transcurso del siglo XVIII. En 1998 la Generalitat de Catalunya declaró bien cultural de interés nacional este conjunto histórico-artístico.

La plaza del Pozo es uno de los espacios emblemáticos de la villa cerrada. Presidida por el edificio porticado del Ayuntamiento, de comienzos del siglo XIX, está rodeada por varios casales señoriales que conforman un ámbito urbano armónico y equilibrado. En el extremo opuesto, está el monumento a los ‘castellers’, esculpido por el artista local Martín Royo. El conjunto formado por el castillo, la iglesia de San Martín y la rectoría ennoblece una de las plazas de mejor acústica de nuestros pueblos, escenario de tantas manifestaciones musicales y poéticas que se celebran puntualmente las noches de verano, como el Festival de Voces y el Ciclo de Conciertos.

Las eras, las palizas y las barracas de piedra seca son construcciones destinadas a la explotación agropecuaria. Muchas de estas construcciones pertenecen al patrimonio de una cultura agraria, hoy desaparecida. En la actualidad, la mayoría se han convertido en equipamientos municipales, como la Muestra de Altafulla, que engloba la historia y la vida rural del municipio, o el pajar de la Era del Señor, o se utilizan como locales y sedes para las entidades culturales, sociales y deportivas de la ciudad.

Día 2: allí donde el Gaià se hace a la mar

Este segundo día lo disfrutaréis un montón todos aquellos amantes de la naturaleza, del mar y de los castillos (los de piedra, no los humanos). Pinta bien, ¿verdad? Os proponemos que vayáis hasta la playa y caminéis en dirección sur, hacia Tarragona. Encontraréis la desembocadura del río Gaià. El río en este tramo está de lo más tranquilo, y sus aguas mansas son aprovechadas por todo tipo de patos y pájaros. En el horizonte ya vamos viendo el castillo de Tamarit, privado y reservado para celebraciones y fiestas, pero eso no quita que sea muy fotogénico. Antes de llegar, sin embargo, os invitamos a entrar en el Hort de la Sínia, una finca agroecológica que se dedica al cultivo, la divulgación, la educación y la formación en agricultura ecológica, plantas aromáticas y medicinales, energías renovables y en dar a conocer hábitos saludables. Podéis entrar sin problema y descubrir la finca, y si os apetece apuntaros a alguna de las actividades que organizan.

A la hora de comer no os faltarán restaurantes que os ofrecerán lo mejor de la gastronomía marinera. Y después de la obligada sobremesa, podéis descubrir el camino de los castillos del Baix Gaià, para conocer el legado que se construyó en esta parte de la comarca del Tarragonès a partir del siglo X. En aquellos tiempos, la cuenca del río Gaià marcaba la frontera entre los condados de Barcelona y el Andalus, así que el territorio se llenó de castillos como el de Altafulla, el Catllar, la Nou de Gaià, Montornès, Montoliu, Vespella, Ferran o Tamarit. El camino pasa por estas ocho construcciones, siguiendo el río Gaià y el GR-92, y se puede hacer a pie o en BTT.

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Día 3: el barrio de las Tiendas y els Munts

El último día lo empezamos en el interesante e histórico barrio de las Tiendas. Durante el siglo XVIII se fueron construyendo, alineados ante la arena de la playa, pequeños almacenes donde los pescadores guardaban los útiles de trabajo y los comerciantes almacenaban los productos destinados a las colonias. El barrio de las Tiendas surgió en este lugar a principios del siglo XX, cuando aquellos antiguos almacenes se fueron transformando en viviendas y utilizando como residencias de veraneo.

De aquí nos vamos hacia un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO: la villa de Els Munts. Alrededor de la gran ciudad romana de Tarraco fueron fundándose numerosas villas dedicadas a la actividad agrícola y al ocio. Una de ellas es Els Munts, situada muy cerca de la playa de Altafulla y construida en el siglo I dC. Residió aquí Valerius Avitus Caius, gran mandatario de Tarraco, y su esposa, Faustina. Muchos siglos después, a mediados del siglo XX, se hizo cargo del terreno el Museo Arqueológico de Tarragona (MNAT) e inició las excavaciones. La villa está abierta durante todo el año, menos los lunes. Pero hay excepciones: si vais los lunes días 27 de junio, 11 y 25 de julio, 8 y 22 de agosto o 5 de septiembre, se harán visitas guiadas y además acompañados por unos personajes muy especiales, Caius y Agustina, que os mostrarán la villa en la que vivieron.

  • Lugares de interés
Esta villa romana localizada en Altafulla, a 12 km de Tarragona, es uno de los conjuntos más importantes de Hispania en su categoría. Un importante núcleo residencial, con ricos elementos decorativos, muestra cómo era la residencia de un alto cargo de la administración de Tarraco. Declarada Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
  • Lugares de interés
  • Sitios y edificios históricos
Castell dels Montserrat d'Altafulla
Castell dels Montserrat d'Altafulla
El castillo de los Montserrat de Altafulla aparece mencionado por primera vez en 1059. Perteneció a la familia Requesens desde el comienzo del siglo XIV hasta el 1472, cuando fue adquirido por Pere de Castellet. A mediados del siglo XVII pasó a manos de Francesc de Montserrat, primer marqués de Tamarit, cuyos descendientes han mantenido la propiedad durante los siglos siguientes hasta la actualidad. El edificio actual es, básicamente, del siglo XVII y se conserva en un magnífico estado. Es propiedad privada y su interior no es visitable.
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