En el espacio de 500 metros cuadrados donde había una fábrica textil, Miquel Alzueta creó un oasis de arte contemporáneo -consagrados y emergentes, de varias generaciones- de un blanco que deslumbra. Unos primeros dieciséis escalones de bajada conducen a la entrada principal: un túnel metálico que abre las puertas a otra dimensión. Una vez dentro, dieciséis escalones estrechos te llevan hacia el piso superior de la galería, donde se encuentra la sala principal. El timbre espera vuestra llamada.
Cada día subimos y bajamos decenas de escalones: los de casa, los del metro, los del lugar donde trabajamos. Muchos son rutinarios y los esquivamos con pereza si hay un ascensor. Las escaleras que hemos seleccionado conducen hacia auténticos tesoros de la Barcelona más deslumbrante. Algunos se suben con hambre y se bajan con el estómago lleno, se bajan sobrio y se suben achispado, de ida curiosa y vuelta feliz. ¿Nos acompañáis?
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