Por tierra
Hacemos una separación por medios, pero la verdad es que nos hemos encontrado con animales que se adaptan bastante. Empezamos por tierra firme y, lógicamente, tenemos que hablar de las especies de árboles y de flores. Encontramos una réplica de la ceiba, el árbol central más grande –si fuera real, reventaría el recinto– y del árbol del caucho o árbol que llora. Lo reconoceréis porque tiene el tronco lleno de incisiones como las que los indígenas hacen a los árboles del Amazonas para extraer el caucho y la sabia. Prestad atención y mirad hacia arriba, arriba del todo de la vegetación, veréis unas flores rojas, se llaman vriescia y se caracterizan por crecer agarradas a otros árboles, es una planta parásita que se aprovecha de los nutrientes de la otra.
En cuanto a los animales, el primero que nos encontramos cuando entramos en el Bosque es la anaconda. La veréis enrollada dentro del agua o mostrando toda su longitud mientras recorre su recinto. Justo delante, como un mural, tenemos un hormiguero donde se identifican a la perfección sus secciones y donde se ve como las hormigas cortadoras de hojas trabajan sin parar cargando hasta 7 veces su peso. Si estuvieran fuera de este cubículo, se comerían todo el Bosque Inundado en tres días. ¡Glotonas!
Y todavía hay más, las súper venenosas ranas flecha, una tarántula gigante, tres tipo de tortugas y cucarachas gigantes.
Y aquí también es donde está la reina del bosque, Tinka, una capibara simpatiquísima. Es el roedor más grande y también es una gran nadadora, ¡fijaos en sus patas!