El Bages, paraíso del enoturismo: 5 atractivos para planear una escapada

Con Montserrat como reclamo cultural indiscutible y una tradición vinícola milenaria, la comarca cercana a Barcelona lo tiene todo para ser una perfecta escapada gastronómica
Ruta del Vi Bages
Foto: Òscar RodbagCeller Oller del Mas situat a la carretera d'Igualada C37Z de Manresa. Octubre de 2015.
Time Out en colaboración con Ruta del vi DO Pla de Bages
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A veces, cuando planeamos una escapada o un viaje, nos obsesionamos con destinos exóticos y distancias lejanas, olvidando que lo mejor, casi siempre, lo tenemos aquí al lado. Y si lo que os interesa es la gastronomía y, en particular, el enoturismo –es decir, el vino como hilo conductor del viaje y la experiencia–, no hace falta recorrer tantos kilómetros: la comarca del Bages es un pequeño oasis vinícola que, además, os permitirá acompañar el vino y la mesa con actividades deportivas, rutas naturales y una gran dimensión cultural. ¿Queréis planear una salida la mar de provechosa? Aquí la tenemos.

El Bages es uno de los destinos más interesantes para hacer enoturismo, porque lo que ofrece es singular en todos los sentidos: la zona tiene su propia denominación de origen (D.O. Pla de Bages), variedades de vino únicas que se han producido durante siglos, una historia milenaria que nos lleva hasta los tiempos romanos, e incluso una mística muy atractiva, ya que geográficamente todo gira en torno a la montaña de Montserrat, icono del Geoparque Mundial UNESCO de la Cataluña Central. Sobre todo si planeáis la escapada desde Barcelona, ​​el Bages se transforma en un destino atractivo porque se puede hacer en un solo día, se puede alargar en un fin de semana, o incluso en una escapada de varios días, dónde podremos aprovechar hasta el último minuto, y también en visitas periódicas para exprimir todas sus posibilidades. A continuación os comentamos varias actividades y excusas para hacer del Bages vuestra próxima salida enogastronómica, cultural y saludable. Y si deseáis estar al tanto de todo lo que pasa, seguid su perfil de Instagram.

1. El Bages, cercano y cómodo

Lo interesante de esta ruta enoturística por las faldas de Montserrat no es sólo la distancia mínima con Barcelona, ​​sino el hecho de que es una zona poco masificada, muy cerca de casa, pero muy lejos del estrés y la incomodidad que muchas veces nos generan aquellos lugares en los que hay demasiada afluencia. La escapada por el Bages consiste, fundamentalmente, en citas puntuales en bodegas donde podremos degustar vinos y productos de la tierra, y éstas son experiencias pensadas para grupos reducidos, donde prima mucho la calidad del tiempo. Es, por tanto, una opción turística de ritmo relajado, con grandes atractivos y placeres constantes, sin prisas ni aglomeraciones.

2. Los ‘wine bars’, la propuesta estrella de este verano

Durante el verano, muchas bodegas de la DO Pla de Bages ofrecen actividades especiales, como visitas y cenas gastronómicas al atardecer, el ciclo Notas de Cata -platillos, música y vino de aquí- o los maridajes de tapitas de tomate del Bages en Wine Bars, con platillos creativos como el tartar de tomate con pesto y anchoas o la ensalada de tomate con manzana y atún. En definitiva, propuestas que combinan las catas de vinos con la gastronomía de la zona, con quesos y productos estrella de la huerta de verano cultivados allí mismo, como la berenjena blanca. Los wine-bars ofrecen su combinación de vinos y platillos en diferentes noches de verano –es importante consultar la programación aquí y realizar la reserva con antelación–. Una opción para disfrutar… y repetir.

3. Los itinerarios de piedra seca

Además de visitar las bodegas, donde podremos conocer con detalle el proceso de producción actual del vino, sus variedades autóctonas como el picapoll y sus sabores diferenciales, la oferta enocultural del Bages nos permite otras opciones: compaginar las visitas con el recorrido de rutas naturales, que nos adentrarán en una naturaleza boscosa y con la proximidad de la montaña siempre presente, y la visita a centros culturales de primer orden, como la abadía Montserrat, Món Sant Benet o el castillo de Cardona. Pero también es la oportunidad para realizar los itinerarios de piedra seca, una red de caminos que conectan construcciones vinícolas donde antiguamente se vinificaba a pie de viña porque las cepas estaban muy lejos de las masías. Esta técnica, que tiene siglos de historia y el reconocimiento de la UNESCO, ha dejado también construcciones emblemáticas como las tinas del valle del Flequer.

4. Un montón de propuestas para todos los gustos

Y esto es sólo una parte del gran conjunto de experiencias singulares que funcionan en la Ruta del vino DO Pla de Bages. La ruta cuenta con más de 30 enoexperiencias singulares para descubrir el patrimonio de la piedra seca y la cultura de vino de la zona, enogastronómicas para los más gourmets, para vivir el viñedo y el paisaje de forma activa, de bienestar, prémium, etc. Desde un brunch entre viñedos o maridajes de patrimonio, hasta rutas en bicicleta, a caballo o en vehículo 4x4, pasando por winefulness o pintura con vino. Y si por el camino tenéis hambre, os recomendamos la lista de restaurantes de la ruta con una amplia gama de vinos DO Pla de Bages, donde sus sumilleres podrán asesoraros sobre qué vinos maridan mejor con los platos escogidos.

5. Una ruta sin prisas

Una forma de disfrutar del Bages es ir un día y aprovecharlo. Otra es ir y venir, y fragmentar la experiencia en distintos días. Pero si habéis pensado en una escapada agradable para comer, beber y desconectar, entonces la mejor opción es hacer una visita de más de un día, una opción perfecta porque la oferta hotelera de la zona está al mismo nivel que las propuestas gastronómicas, y además los establecimientos exudan cultura del vino. Desde cabañas de lujo hasta casas rurales donde todavía se conserva la antigua bodega. En este enlace encontraréis muchas opciones que os servirán de punto de partida para otros tipos de exploraciones –la cueva de Manresa, por ejemplo, uno de los puntos más espirituales de Cataluña, con el fin de etapa del camino Ignaciano–, o visitar pueblos medievales, castillos e iglesias románicas en un entorno rural y tranquilo.

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