Vallbona
Maria Dias
Maria Dias

Descubrir Vallbona

Un paseo por caminos desconocidos

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Bajaos en la estación de metro Baró de Viver: saldréis en pleno jaleo de asfalto elevado del Nus de la Trinitat. Ahora podéis coger uno de los puentes que cruza el Besòs e ir al cauce de Santa Coloma. Pasear por el Parc Fluvial es un gusto: pájaros, césped, el susurro del agua clara. Subiendo a mano derecha está el Parque de Can Zam -donde Justo Molinero hacía sus míticos y multitudinarios festivales de Ràdio Teletaxi-, que se encarama a la falda de Singuerlín, con sus enormes bloques de colorines que se ven desde la autopista. Es una zona residencial muy tranquila, que da al mar de placas fotovoltaicas que cubre el cementerio de Santa Coloma y la sierra de Marina.

Caminos desconocidos
Si seguís el camino de la Font d'Alzina que se adentra, media hora o más adelante, pasado un bar y la fuente, encontraréis un desvío con un camino que sube hacia el poblado ibérico de Puig Castellar y otro que no indica hacia dónde va. Si tomáis éste, llegaréis a un polígono que toca a la carretera y al Besòs. Siguiendo el río hacia arriba, podéis girar por el puente de Montcada i Reixac y dar una vuelta por la población. Si tenéis sed, en la calle Reixagó hay unos cuantos bares donde tomar algo.

Desde la terraza de uno de ellos, veréis que estáis en el pie de un monte lleno de casitas, el barrio de Vallbona, un promontorio encajonado entre el río, la autopista y las vías del tren. Subid, que desde arriba hay una vista muy curiosa de esta zona de urbanismo espontáneo y asilvestrado. Podéis bajar por el otro lado por donde habéis subido, hacia el gran puente que cruza quince carriles de autopista -¡gran experiencia!- y que os llevará a Ciutat Meridiana y Torre Baró. Justo antes de cruzarlo, veréis otro más pequeño que pasa por encima de un canal con algún pato esporádico: es uno de los vestigios más lejanos y mal conservados del Rec Comtal barcelonés, la histórica estructura hidráulica que llevaba el agua a la ciudad desde tiempos inmemoriales. La alcaldesa de Montcada reclama la protección y tiene razón, porque da gusto y da alegría al barrio de Can Sant Joan.

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