Aunque no hace mucho que se celebra, la feria que se instala en el Moll de la Fusta y otros espacios del Port Vell ya se ha convertido en un clásico de la Navidad barcelonesa, sobre todo para las familias. Además del mercado de productos gastro de proximidad y de decoración navideña, los grandes reclamos son la noria de 65 metros de altura, la pista de hielo sintético, el carrusel y la visita al Pailebote Santa Eulalia.
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