Esta pequeña capilla de piedra levantada en 1754 y situada cerca del Palauet Albéniz, dentro del recinto del parque de Joan Maragall, en Montjuïc, rinde tributo a Santa Madrona, que fue copatrona de la ciudad –junto con la Virgen de la Merced y santa Eulalia– y que protegía a navegantes y propiciaba lluvias.