Cada vez que vamos al supermercado cuesta más dinero poder llenar el carro, pero, paradójicamente, vemos en las noticias como quilos y quilos de comida se desperdician cada día. ¿Cómo puede ser? Aquí hay algo que no estamos haciendo bien.
Y es que la subida de los precios de los productos se produce, entre otras muchas razones, por el Índice de Precios al Consumo (IPC), que sufrió una inflación del 6,5 % en 2021, una cifra récord causada por la subida del precio de la luz, que ha subido, en consecuencia, el precio de alimentos de primerísima necesidad: cereales, frutas, verduras, huevos, carne... Sin embargo, el 33 % de la comida que se produce globalmente se pierde o se tira. Se calcula que en la Unión Europea tenemos dos veces más comida de la que necesitamos y que tiramos de media un 25 % de los alimentos que compramos en los supermercados.
El derroche alimentario supone un problema que hay que resolver con urgencia. El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, un día dedicado a visibilizar acciones y actividades para promover la protección del medio ambiente. Como la campaña que ha iniciado la asociación Adròmines, 'Dignidad de sobras', para "promover acciones de sensibilización para prevenir el derroche alimentario en todos los puntos de la cadena de producción, distribución y consumo", tal como lo explica Núria Sau, directora de proyectos de esta asociación.
Errores en prospecciones de venta, en la planificación en la compra o venta de un producto, un embalaje defectuoso, eliminación por color o mida o una mala interpretación de la etiqueta son algunos de los motivos por los que se descartan muchos alimentos. Alimentos seguros y destinados al consumo humano que son desechados durante la cadena alimentara, des de la producción y la distribución hasta el consumidor final.
La asociación Andròmines ha elaborado un listado con 8 consejos prácticos para evitar el derroche alimentario en casa. Planificar la compra, conservar bien los alimentos o fomentar la cocina de aprovechamiento tiene efectos muy beneficiosos para el medio ambiente.
No hace falta que nos volvamos locos en el super y llenar el carro de cosas que al final no utilizaremos y se estropearán. Planificar la compra y diseñar un menú semanal antes de ir al supermercado evita cargar cosas de más y derrochar comida.
¿Fecha de caducidad o fecha de consumo preferente? Esa es la cuestión. Diferenciamos entre fecha de caducidad –en productos perecederos, una vez caducado no se puede consumir– y la fecha de consumo preferente –el producto se puede consumir si pasa esa fecha, pero hay que comprobar su estado: olor, color y aspecto.
Para aquellos productos que no tienen fecha de caducidad, hay que comprobar su estado antes de tirarlos a la basura. El olor suele ser un buen indicador para ello, u observar el color y la textura y probarlos para comprobar si están en buen estado.
Los alimentos de cooperativas de consumo ecológico provienen de cadenas de distribución más cortas, por lo que se evita así el derroche de muchos alimentos.
¿Los plátanos van dentro o fuera de la nevera? Conocer las condiciones adecuadas para la conservación de los alimentos ayuda a su conservación. Además, tener más a mano aquellos alimentos con una fecha de consumo preferente cercana facilita su consumo.
Consumir productos de proximidad y de temporada para evitar procesados y ultraprocesados. Poder comer uvas en febrero o alcachofas en julio, por ejemplo, implica que han viajado un largo camino hasta llegar a un punto de distribución y, por lo tanto, se reduce su tiempo de consumo.
Escabeche, mermelada, chutney, en sal, en aceite, en vinagre... hay muchas formas y muy variadas de hacer conservas caseras. Son fáciles de consumir y de almacenar y permiten comer alimentos fuera de temporada.
Se pueden hacer todo tipo de creaciones gastronómicas con muy pocos ingredientes: canelones con la carne del caldo, cremas de verduras a punto de malgastarse, pizzas o tortillas de verduras. La forma más sabrosa de aprovechar los alimentos.
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