1. La villa del campanar
Hasta no hace mucho, subir al campanario de la iglesia de Sant Bartomeu, el emblema más popular de la villa, era un privilegio reservado a muy pocos. Desde hace unos años, Museus de Sitges organiza una visita guiada mensual –las entradas vuelan a la velocidad de la luz– al interior de este templo de torres asimétricas construido en el siglo XVII. Preguntad por qué las campanas –que todavía se tocan a mano– tienen nombre de mujer.