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Hace dos fines de semana fui a ver Saint Maud –espléndida y premiada película inglesa de terror religioso– en el cine Yelmo Icaria de la Vila Olímpica. Era un sábado por la noche, y que grima daba ver una de terror tú solo en la sala. En las puertas del resto de las salas ya ni había el cartel anunciando la película en exhibición. Tampoco nadie vendiendo entradas.
No era difícil prever lo que ha pasado: Cines Yelmo ha anunciado hoy su decisión de cerrar, al menos durante quince días, todas las salas de cine que tiene en Cataluña y en el resto del estado. Solo se mantendrán abiertas las de Madrid y las de Las Palmas de Gran Canaria. Si miras en su página web, verás que ya no se pueden comprar entradas ni para las salas Icaria y Comedia en Barcelona, ni tampoco para las de Sant Cugat, Castelldefels, Abrera y Baricentro.
La Covid-19 ha diezmado las salas de cine de público, pero también de estrenos. Y en estas circunstancias, era muy difícil que una empresa con 500 pantallas en todo el estado, repartidas en 23 áreas metropolitanas, mantuviera el negocio en funcionamiento. Yelmo es, con Cinesa, la exhibidora de cine más grande de España.
El de Yelmo no es el único cierre de salas: Ocine, una empresa familiar fundada en Olot, con 21 cines en todo el estado, ha cerrado ocho de los once cines que tiene en Cataluña. Solo mantiene abiertos los de Badalona, Granollers y Les Gavarres, en Tarragona. La responsable de márquetin de Ocine, Laia Marsal, ha dicho a la agencia EFE que "cierran para poder volver con más fuerza", seguramente en primavera.
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