[title]
Una sala de conciertos con oferta gastronómica y cócteles. Así será el nuevo Molino, que se inaugura el 27 de octubre y que el 1 de noviembre de 2024 ya empieza a andar con un concierto de Kahil El'Zabar Heritage Ensemble y continúa con una veintena de actuaciones el mismo mes, entre las que destacan las de Ayọ (el 2), Eliane Elias (9 y 10) y Maestro Espada (el 21). Hablamos con el nuevo director, Víctor Partido, que viene de dirigir el Aclam Club, y también está al frente del festival Altaveu de Sant Boi además de ser músico y productor (Partido, Riders of the Canyon). Ahora, encabeza el proyecto de Barcelona Events Musicals, empresa organizadora del Cruïlla, encargada de gestionar el espacio del Ayuntamiento durante los próximos cuatro años.
En el Paral·lel, conviviréis con la Sala Apolo, el Paral·lel 62 y los teatros. ¿Cuál es el papel del Molino en todo ese ecosistema?
Existe la voluntad de que el Paral·lel vuelva a ser un eje importante y el Molino plantea un papel bastante diferente al resto de actores, no deja de ser un 'one of a kind'. El Molino plantea acercarse a propuestas singulares de una forma muy cercana. Esto implica que a veces podrás tener tickets más altos porque tendremos artistas con un renombre, pero los verás de cerca, y esto ya es un valor añadido muy importante. También tendremos comedia y actividades de asociaciones vinculadas al distrito y al barrio. Yo creo que es un 'melting pot' interesante que, sumado a la oferta actual, y al proyecto del Arnau, puede ser significativo.
¿El jazz es la música que le dará identidad?
Para mí es una propuesta de alta cultura, es volver a poner la música sobre un escenario donde prima la música, donde prevalecen las propuestas arriesgadas y las propuestas de los músicos. Volveremos a ver música versus entretenimiento. Esto es muy importante, porque hace mover una pieza a la ciudad. El espacio es óptimo para que el jazz sea la música de la casa, le va como un guante. Dicho esto, también nos planteamos géneros algo 'off-side' o complementarios, como la experimentación, el flamenco y la canción de autor.
Todas son músicas que se tocan, ¿no?
Es poner la música por delante de todo. Aquí las luces juegan un papel bastante testimonial, queremos que hable la música, que hable la propuesta artística, y sobre todo que el público pueda vivir una experiencia memorable, que diga, guau, esta sesión ha sido brutal. En Barcelona hay una gran parte del público que a veces no sabe muy bien dónde caer cuando quiere ver música. Quiere ver música en acción y no tener que ir a grandes recintos.
En El Molino también podrá comer y beber cócteles.
Sí, el espacio tiene cocina, y el Jok lleva nuestra parte gastronómica. Es imbatible en los cócteles y en cuanto a comida hemos hecho una adaptación por las posibilidades que nos da El Molino, siempre siendo respetuosos también con lo que está pasando.
"También te ofrecemos una carta muy meditada para que puedas disfrutar de una experiencia gastronómica que no te distraiga de la música"
Normalmente, cuando vas a un concierto no sabes si cenar antes o después.
Exacto, aquí te damos la oportunidad de vivir esta experiencia musical y también te ofrecemos una carta muy meditada para que puedas gozar de una experiencia gastronómica que no te distraiga de la música.
¿Y qué tipo de comida habrá?
Hemos recuperado fórmulas muy de 'finger food', pero con un toque personal, incluso el pepito de ternera, hemos hecho cosas que están vinculadas a tradiciones de Barcelona, incluso de barrio, y otras un poco más innovadoras. En la platea tienes algo más para jugar con las manos y el anfiteatro le veo más de plato. Hay platos, bocadillos y tapas.
¿Hay opción vegana?
Sí, sí, la opción se contempla y además no es única, está contemplada en todo el recorrido de cata.
Será importante llevar los platos a la gente sin distraer del concierto.
Es un arte, de hecho. Por eso convocamos a la gente un poco antes. Si la sesión es a las ocho, a las siete y media empezamos el recorrido, que es acompañar a la gente en esta experiencia, sentarla bien, hacer un buen protocolo de comunicación entre el camarero y lo que pasará después. Luego ya es el cliente quien marca sus tempos. La idea es que el público no pierda la atención con esto, sino que sea un complemento.
¿Dices que El Molino no será tanto como el Blue Note de Nueva York y quizás más como el Ronnie Scott's de Londres?
Puede ser un referente más claro, pero básicamente es El Molino y tendrá su personalidad. Por el momento abrimos con una identidad muy marcada, dos sesiones y club. Pero esto puede variar, debemos ver también cómo reacciona la gente. ¿Cuál es el segmento de gente que nos visita? ¿Es el 'insider' puro o es un turista cultural que quiere implicarse de algún modo en la oferta cultural de la ciudad? Debemos ver cuál es ese tanto por ciento. Tenemos indicios, pero hay que ir viendo con el tiempo.
Las entradas ya están a la venta.
Sí, todo el mes de noviembre, dentro de poco salen las de diciembre. Diciembre será algo más sui generis, porque está la Navidad, las cenas de empresa... La gente se disemina mucho más. La idea es mantener un equilibrio artístico y acoger propuestas de música local. También creo que la 'stand-up comedy' le dará una vida.