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Es un establecimiento por el que han desfilado generaciones de barceloneses en la caza de sus sabores tradicionales y su carácter de barrio. Pero ahora la Bodega Cal Pep se enfrenta a un cierre inminente derivado de un problema de insonorización. El Ayuntamiento insiste en el estricto cumplimiento de las normativas para todos los locales.
El problema en Cal Pep, bodega situada en el barrio de Gràcia de Barcelona desde 1937, empezó hace año y medio cuando una vecina presentó una queja por el ruido del local de la calle Verdi, 141. Después de mediciones realizadas por técnicos municipales se constató que los niveles de decibelios superaban los límites permitidos.
La bodega ya había presentado un plan de insonorización, pero las autoridades municipales le exigieron mejoras. Desde la propiedad aseguran que la insonorización total implicaría terminar con elementos patrimoniales. Mientras se resuelven los trámites y después de haber solicitado una prórroga que ha sido denegada, la Bodega Can Pep ha recibido una orden de cierre, efectiva a partir del próximo martes. Si no hay un giro de guión, Gràcia perderá –no sabemos por cuánto tiempo– un establecimiento con más de ochenta años de historia.