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Ir a la playa es todo menos lo que nos venden en los anuncios de cerveza o de cremas protectoras. La situación real hasta llegar a estirar la toalla es más parecida a una de las pruebas de obstáculos del Grand Prix que a un camino de flores. Una vez montada tu pequeña parcela, delimitada a base de toallas, lo último que quieres es haberte dejado algo en casa. Pero, si eres animal de playa sabrás que esto pasa. Si no es la crema protectora, son las gafas de bucear, las palas o sino el 'tupper' de aquella ensaladilla rusa que sabe a gloria con los pies en la arena.
Para que la solución a estos "grandes" problemas no suponga volver a casa y tener que superar una cadena de obstáculos 'toalleros', quemaduras de tercer grado en los pies u otros percances del primer mundo, Glovo te lo lleva a la misma toalla. Esta novedad de la aplicación de mensajería llega a todas las playas de Barcelona y aseguran que el pedido se sirve en menos 35 minutos. Con esta noticia, la banda sonora de la playa gana un nuevo grito ("Glovo") junto a los populares "beers", "refrescos" o "masajes".
¿Alguien se acuerda de cuando las playas eran espacios de paz y tranquilidad?