Un chef Michelin reabre el que fue el restaurante de Piqué y Shakira y tiene una de las mejores vistas de Barcelona

Que un restaurante se presente como aspirante a "local de moda" o "place to be" da un poco de miedo. Sabemos de sobra que tras esas bazas a veces se esconde una propuesta gastronómica mediocre porque, a fin de cuentas, lo que importa es el ambiente y las vistas, y lo que llegue al plato es casi lo de menos.

En el caso del recién abierto Azul Rooftop (Pg. de Joan de Borbó, 101. 937 14 06 95) tranquiliza saber que el proyecto llega de la mano de Romain Fornell, michelin con Caelis. El chef, especialmente activo los últimos años con una decena de restaurantes de su grupo Goût Rouge, como La Plasshola, toma las riendas del que fuera Blue Spot. Sí, aquel famoso restaurante de Piqué y Shakira junto a Grupo Tragaluz que cerró con la pandemia y no volvió a abrir.

La comida de Azul Rooftop no desmerece su brutal ubicación

Así que la privilegiada localización, y su terraza y comedores con vistas espectaculares sobre la ciudad, el puerto y la costa ya son conocidos. La filosofía es similar, aunque ahora la decoración del inmenso y luminoso local parece un punto más elegante, acorde también a lo que ha ocurrido en la carta. Y con un ticket que rápidamente pasa de los 80 euros.

La cocina mediterránea con guiños afrancesados que tan bien maneja Fornell se articula aquí alrededor de carnes y pescados a la brasa. No hay mucho misterio: excelente producto y también buenos acompañamientos que hacen que servicio y emplatado luce: sensacionales los pimientos de cristal que acompañan al pescado y las patatas fritas caseras de la carne. Rodaballo, rape de tripa negra, secreto ibérico, o 'wagyu' de Burgos (riquísima la cecina que preparan también con él, por cierto) conforman las propuestas de esta parte de la carta.

Quienes busquen algo menos clásico, lo encontrarán en la escórpora frita con mahonesa de chipotle (muy crujiente, se sirve y se come entera) y la ensalada de remolachas con burrata y pistacho también son aciertos seguros. No faltan ostras, gambas de Palamós, un par de arroces, bistec tártaro o, para un picoteo de nivel, jamón, croquetas, huevos fritos con guisantes del Maresme, gazpacho, o mejillones.

Se trata de una carta sin demasiadas complicaciones, pero muy polivalente. Como el lugar: que cuenta con varios comedores, terraza, y reservados, lo que, sin duda, también es todo un reto para el equipo de sala.  Mención aparte merece la coctelería, que no sólo se propone para acompañar la comida, sino también como un espacio con personalidad propia. Por lo que hemos podido ver y beber, de nuevo no se trata solo de cuestión de vistas y estilo: al otro lado de la barra están a la altura. Nunca mejor dicho.

¿El próximo local de moda esta temporada? El tiempo lo dirá. De momento, cocina excelente y algunas de las mesas con las mejores vistas de la ciudad. No es un mal comienzo.

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