[title]
De los creadores de los exitosos The Fish & Chips Shop, Baby Jalebi y Antonia's Burger llega… Acha'ar Bar (Pere IV, 89. T. 93 168 11 17). La última aventura de los hermanos catalano-pakistaníes Alam, Mani y en Majhid, y de su cuñado Bilal Khan es una cantina india dedicada a los encurtidos ya los vinos naturales. Desgranémoslo. Es una cantina porque se puede comer, picar algo por la tarde y cenar. De eso se encarga, y muy bien, el cocinero indio Karmjit Singh.
¿Por qué encurtidos? La técnica de preservar frutas, verduras, pescado e incluso carne con cítricos, especias y aceite de mostaza (al norte) y de sésamo (al sur), es tan habitual en todo el subcontinente como la elaboración de los curri. ¿Aquí escabeche? Pues, allí 'acha'ar', que en urdu, hindi, panjabi y persa y quiere decir, precisamente, "encurtido". Adrià de Mingo, mano derecha del trío restaurador y jefe de sala, nos recomienda degustar el de mango verde. Aceptamos. Es un viaje salvaje de sabores vibrantes y atrevidos, una montaña rusa de dulzura, agro, acidez y picante, donde en el destino final las pupilas gustativas acaban en estado extático. Nos señala el úlitmo piso de una estantería altísima y nos dice: "el objetivo es llenarlo todo de botes de cristal llenos de diferentes 'acha'ar' ". Estamos impacientes por verlo.
¿Qué más hay aparte de los encurtidos? Dos cartas, de mediodía y noche, con opciones bien conocidas por nuestras tierras (samosas, buñuelos indios, 'butter chicken') y otras menos obvias; 'pani puri' (bolas fritas y rellenas de patata, garbanzos, arándanos, servidas con agua de tamarindo y salsa de yogur y menta), 'mash dal' (lentejas blancas cocinadas con 'ghee', mantequilla clarificada india) y 'vada ' (hamburguesa de patata). De postre, 'lassi' de mango o helado de chai, por ejemplo. Mani nos avisa de que la intención es que los cambios de comida sean tan constantes como las de bebida.
¿Por qué vinos naturales? "Son mi debilidad y pasión", confiesa. "Además, creo que maridados con gastronomías asiáticas son mágicos". Para demostrarlo, ha fichado a la sumiller italiana Irene Cavalli. Y ella lo consigue con creces y nos lo pone fácil; más de cien referencias disponibles en rotación constante, diez de las cuales se ofrecen por copa. “El movimiento de botellas es tal que ni nos planteamos imprimir la carta de vinos”, añade risueño.
¿Y el local? Muy Poblenou; espacioso, piedra y ladrillo al descubierto, mobiliario de madera, huellas del pasado industrial del barrio, y con terraza. Detrás de una cortina se esconde una sala privada con una mesa de acero casi infinita en la que pueden caber fácilmente veinte comensales. Idóneo para hacer catas, encuentros y lo que proceda.
NO TE LO PIERDAS: Los mejores restaurantes indios y paquistaníes de Barcelona