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Cuando anunciaron que harían una gira conmemorativa rezamos para que pasara por Barcelona. Y han tardado un año, pero al final, el tour conjunto de The Postal Sevice y Death Cab for Cutie dejó una noche para el recuerdo en el Poble Espanyol. Y es que el motivo era el vigésimo aniversario de dos discos, 'Give up' y 'Transatlanticism', que convirtieron 2003 en un año fabuloso en lo que se refiere a la música.
La historia, para quien no la conozca, es que el cantante y compositor Ben Gibbard estuvo colaborando en paralelo a Death Cab for Cutie con Jimmy Tamborello, que se dedicaba a producir música electrónica con el nombre de Dntel. El resultado de aquella colaboración se tituló 'Give up' y resultó tal maravilla que con el tiempo ha terminado eclipsando a 'Transatlanticism', el trabajo que publicó el mismo año con su grupo principal.
El orden de la noche en el Poble Espanyol denotaba esta preferencia por The Postal Service, sea por su cualidad efímera –solo publicaron ese disco y Gibbard asegura que no grabarán ningún otro–, por un brillo acentuado por la combinación de la voz de Gibbard con la de Jenny Lewis, o porque fue un disco que mezclaba magistralmente el pop con la electrónica más sutil y delicada, adelantándose bastante a su tiempo.
Por fin, con la plaza mayor del Poble Espanyol a rebosar y una multitud entregada, Gibbard pudo celebrar los 20 años de este hito, defendiendo primero el 'Transatlanticism' con la banda que formó en 1997 en la Western Washington University, a dos horas de Seattle. Fue un concierto impecable, sobrio, con todos los músicos vestidos de negro, juegos de luces minimalistas y un Gibbard muy motivado.
Canciones como 'The New Year' y 'This is the sound of settling' sonaron como los hits que todavía son ahora, con las melodías imaginativas de Gibbard envueltas por un sonido guitarrero que en la época se situaba en la línea más blanda del emocore. Lo que ocurre es que el don por las melodías del de Bremerton brilla aún más con el envoltorio de The Postal Service. La electrónica de Tamborello y el contrapunto vocal de Lewis las hacen volar más alto si cabe y el público celebró de forma totalmente justificada maravillas como 'The district sleeps alone', 'Sleeping in' y 'Such great heights', que hoy suenan plenamente vigentes.
Si Death Cab for Cutie vestían de negro, The Postal Service lo hacían de blanco y los juegos de luces eran más llamativos y coloridos, como su música. El resultado fue una velada mágica, de esas en las que todo el mundo parece feliz y se va a casa contento de no habérselo perdido. Además, se despidieron con dos bises: 'Such great heights' en acústico ("una versión de Iron & Wine", bromeó Gibbard, ya que el barbudo de Carolina del Sur fue quien la hizo primero de esta forma) y una 'Enjoy the silence' de Depeche Mode, ahora sí, con todos los músicos en el escenario, que sonó a despedida gloriosa.