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Prohibido pegar carteles. Éste y no otro es el significado de la expresión inglesa 'Stick No Bills', que también es el nombre de un proyecto artístico que nació en una isla del sudeste asiático, se consolidó en una del Mediterráneo y acaba de aterrizar en el corazón de Barcelona. ¡Os contamos cuatro cosas de esta fantástica aventura!
1. AMOR A LOS PÓSTERS. Érase una vez un matrimonio de creativos británicos que fueron a vivir a Sri Lanka. Una de sus pasiones era coleccionar carteles antiguos de las películas de Hollywood, muchos de ellos verdaderas obras de arte. ¿Os habéis preguntado alguna vez quién diseñó el póster de Vertigo de Hitchcock? ¿Y el de Amarcord de Fellini? Sólo os diremos dos nombres -Saul Bass y John Alcorn- y os invitamos a seguir estirando del hilo. ¡Pero no perdamos el nuestro! Esta manía por los pósters cinéfilos fue la semilla de un proyecto que pretendía recuperar la imaginería que reposaba en los archivos de las compañías aéreas para hacernos viajar por todo el mundo sin movernos de casa. Así nacía Stick No Bills, que se alimenta principalmente de los antiguos reclamos publicitarios de Pan Am, Lufthansa, B.O.A.C. (la actual British Airways) y las extintas Braniff Airways y Air Ceylon, entre otras.
2. CONEXIÓN SRI LANKA-MALLORCA Cuando el matrimonio se trasladó a vivir a Mallorca, el negocio lo hizo con ellos. Y también abrió su abanico estilístico: a los pósters de las compañías aéreas se sumaron los antiguos carteles turísticos de Palma y otras ciudades isleñas como Manacor y Formentor. Stick No Bills llegó incluso a abrir una galería de pósters, que desde hace un tiempo, se trasladó a las dependencias de una imprenta centenaria de Palma de Mallorca. Y no es por casualidad: en la Imprenta Nueva Balear, fundada en 1913, es donde se imprimen los pósters y las postales que restauran y reeditan con tanto cuidado.
3. "VOLTA EL MÓN... i torna al Born!" Esto dice el refrán y precisamente este barrio ha sido el escogido por Stick No Bills para instalarse en Barcelona. Situado justo en frente del Mercado de Santa Caterina, el espacio simula una antigua agencia de viajes. Y, como os podéis imaginar, todas las paredes están forradas de pósters de diferentes tamaños, la mayoría enmarcados en un elegante estilo art-déco (con un marco dorado y un paspartú negro). Obviamente, no existe ninguna obligación de comprar nada enmarcado. Aquí podéis llevaros desde una simple postal de 3,90 euros hasta una edición limitada en el caso de tener espíritu coleccionista y un buen bolsillo. En la web se encuentra todo el catálogo disponible.
4. MIRADA LOCAL Conscientes de la marca Barcelona, Stick No Bills ha querido apostar fuerte por la ciudad, por eso podéis encontrar el póster oficial que diseñó Jordi Labanda por la Copa América o bien otra versión náutica de Mads Berg, un artista danés que colabora con ellos y les diseña postales de estilo retro. Pero lo que emocionará a muchos barceloneses es tener al alcance las fantásticas ilustraciones de moda que José Luis Rey dibujó desde finales de los años veinte a mediados de los treinta para Santa Eulàlia, hoy reconvertida en un templo del lujo de Paseo de Gracia. Ahora bien, el póster más vendido es una panorámica de la ciudad que un artista anónimo -solo firmó con un lacónico Felipe- dibujó en los años treinta desde el Tibidabo. Una perfecta estampa de la capital del Mediterráneo.